Dando continuidad a una racha en
la que me ha dado por preparar algunos capítulos dedicados específicamente a
determinadas marcas de fabricantes de bicicletas, hoy sitúo el punto de mira en
una firma relevante y, sin embargo, probablemente desconocida para la mayor
parte de los aficionados españoles. ¿Obedece esto entonces a una cierta
tendencia personal hacia la búsqueda de rarezas o bicicletas marginales? ¡No!,
definitivamente no. El fabricante que ahora nos ocupa no puede ser tachado, ni
mucho menos, de marginal, sino que, por méritos propios, tiene derecho a que se
le considere como un auténtico clásico, característico de un entorno geográfico
concreto y especializado en varios tipos diferentes de bicicletas, pero un
clásico en toda regla.
Me refiero a Dawes. ¿Y por qué
Dawes? Se preguntará una gran parte de los lectores. Pues porque esta marca es
una de las firmas, aún en activo, más genuina del ciclismo británico. Quizá la
segunda en producción a lo largo de toda la historia (esto no es un dato, sino
una conjetura que no me he molestado en comprobar, pero que sospecho probable o
aproximada), detrás de la omnipresente y poderosa Raleigh. Pero también me he
animado a escribir un monográfico sobre Dawes porque representa un buen ejemplo
de marca importante, con señas de identidad propias, historia, etc. que pese a
todo ello, es prácticamente desconocida entre los aficionados de aquí. Algo que
por “cultura ciclista” conviene subsanar. De hecho, las bicicletas Dawes, pese
a constituir casi parte del paisaje británico de ciudades y carreteras, al
consolidarse como objetos que se han convertido en absolutamente familiares
para los ciudadanos de las islas, apenas son conocidas fuera del Reino Unido. Únicamente
un poco en los EEUU, pero no demasiado. Aparte de todo esto, tengo que
confirmar que, a nivel personal, mantengo cierta relación con estas bicicletas
desde hace ya más de un cuarto de siglo. Las causas, como tantas otras
situaciones ciclistas de esta vida, fueron inicialmente casuales, pero el caso
es que algunas Dawes reposan en mi garaje y a menudo me sirven de medio de
disfrute a pedales. Todo empezó en 1990 cuando en un viaje, mitad cicloturista
y mitad senderista, que realicé por Gales e Inglaterra, descubrí esta marca y
pude acceder a buena información sobre su calidad y especialización en la
construcción de tándems de carretera. En aquella época andaba yo encaprichado
de un tándem, y conseguirlo se hacía excesivamente complicado, caro y poco
claro en España. Sin embargo, en Gran Bretaña el asunto era tan simple como
decantarse por una solución sibarita y costosa de encargo, o elegir entre los
dos o tres fabricantes mayoristas que producían unidades completamente acabadas
y de excelente calidad y prestaciones. Y entre ellas, la mejor relación entre
calidad y precio la ofrecía Dawes. De allí regresé con información pero sin
máquina. Aunque el gusanillo se había despertado y… meses más tarde, a través
de la buena disposición de mi amigo Tonino, que pasaba un año de estudios en Edimburgo,
pude conseguir comprar el tándem y que él me lo trajera hasta Biarritz en uno
de sus viajes de vacaciones hogareñas. Precisamente Tonino, al poco de instalarse
en Escocia y percibir que, pese al intenso frío, la gente de su entorno se
desplazaba de forma cotidiana en bicicleta, aprovechó la coyuntura para
comprarse él también una bicicleta que poder utilizar por allí, y que de paso
supusiera una buena compra. Lo suficientemente válida como para que más tarde
mereciera la pena traérsela para casa, una vez finalizada definitivamente su
estancia en tierras anglosajonas. Y claro, localizando mi tándem en una gran
tienda de bicicletas, descubrió la gama de máquinas que la misma Dawes ofrecía
para el cicloturismo con alforjas de carretera. Así pues, entre los catálogos
previos que me mandó por correo, el tándem y su propia bicicleta, Dawes se hizo
un hueco permanente y asegurado en mi memoria técnica sobre bicicletas
interesantes, deseables, recomendables y con personalidad.
Modelo “Galaxy” del catálogo de 1990.
Precisamente el que adquirió Tonino.
Modelo “Tándem Super Galaxy” del
catálogo de 1990.
Y aún podría dar más razones para
justificar este “monográfico”. Por ejemplo que estamos ante una gran marca que
lo ha demostrado ser, aún a pesar de haberse mantenido alejada, casi
completamente, del mundo de la competición. Que ha conseguido ofrecer, en
cierto modo, un nivel de calidad suprema (o al menos alta, elevada y
contrastada) dentro del segmento de precios de gama media-alta. Que se ha
mantenido fiel, a lo largo de gran parte de su historia, a ciertos atributos
vocacionales que la hacen muy interesante: fabricar bicicletas estilosas, de
calidad, de viaje, tándems, etc. Y finalmente, que su trayectoria ofrece una
historia de marca bonita, que aunque con un final algo triste, parece tener
visos de mantener cierta “eternidad” o garantías de futuro.
En 1906 Charles F. Dawes se
aventura en una sociedad bipartita registrada como Humphries & Dawes, en la
que una y otra parte se responsabilizaron de la fabricación (colaborada) de
motocicletas y bicicletas respectivamente. No estamos pues ante el nacimiento
de una de las primeras marcas ni muchísimo menos. Por aquel entonces, el mercado
presentaba ofertas muy variadas y con numerosas empresas especializadas, bastante
consolidadas y atesorando ya muchos años (décadas) de experiencia. De hecho,
durante algunos años, la empresa se dedicó a montar bicicletas de otras marcas,
fabricar piezas, etc. En 1926 la entidad se disuelve y la parte que aquí
interesa pasa a denominarse Dawes Cycles Limited (nombre que mantendría a lo
largo de toda su historia). Ya sea considerando la primera o la segunda fecha
como punto de partida, en cualquier caso estamos ante un buen ejemplo de marca
propia y característica del siglo XX. Poco después de su constitución
independiente, durante el conflicto bélico de la segunda gran guerra europea,
mantuvo la producción sirviendo bicicletas para las fuerzas armadas. Antes de
ello, en 1930 Wilfred P. Dawes, hijo del fundador, toma el relevo de la
dirección de la empresa, riendas que llevará con acierto hasta los años
setenta, momento en el cual se produce el tercer relevo generacional, con la
toma de posesión por parte de Richard Dawes (nieto del fundador de la empresa).
Así pues, a lo largo de la mayor parte del siglo, nos encontramos ante un
típico caso de empresa de propiedad y gestión familiar.
Dos imágenes de catálogos de los años
40 (Imagen: oldbike.eu)
Inicialmente Dawes se definió
como fabricante de bicicletas de carreras. Pero pronto comenzaron a compaginar
la producción de una gama propia, con la elaboración de bicicletas a la carta
(personalizadas o a medida) y el funcionamiento de un servicio de taller de
reparación y mantenimiento de bicicletas en la misma fábrica. A medida que iban
pasando los años, su mayor cuota de negocio fue progresando a través de las ventas
de bicicletas de trabajo, de movilidad y de ocio. Su producción se
caracterizaba por la construcción de buenos cuadros, finamente pintados y de un
atractivo aspecto que aunaba una discreta elegancia, con algunos detalles que
podríamos considerar como incluso algo barrocos. Además, también fabricaban
muchos de sus propios componentes (frenos, pedales, guardabarros, etc.),
tratando de asegurar su calidad. En cierta época incluso diseñaron tubos de
sillín curvados paralelamente a la rueda trasera, buscando un acortamiento de
las vainas traseras, solución que nos hemos ido encontrando ya varias veces en
diferentes épocas y lugares geográficos, a medida que la afición nos ha ido
llevando de aquí para allá, atendiendo a distintos focos informativos sobre
bicis del pasado.
Detalle de racores bastante trabajados
y estilosos (Imagen: chiccyclist.blogspot).
Más racores algo barrocos, aunque sin
llegar al extremo de algunos ejemplares de la británica Mercian (Imagen:
oldtenspeedgallery).
Espectacular Dawes “Mirage” del 75.
(Imagen: retrobike.co.uk).
Y de aquella manera, trabajando
con vocación, motivación y buen hacer, la empresa fue consiguiendo que las
Dawes fueran pública, popular y multitudinariamente consideradas como unas
bicicletas asequibles para la clase media o media-alta, o una inversión
duradera (para toda la vida) para la clase trabajadora. En dicho segmento del
mercado quedó pues posicionada a mediados del siglo XX:
"Dawes fue siempre percibido como un fabricante de bicicletas
justo un punto por encima de la multitud... un poco distanciado... se
desenvolvía en el medio del mercado... no intentaba patrocinar un equipo para
el Tour de Francia, ni tampoco para la Brighton to Glasgow. Dawes fabricaba
excelentes bicicletas para: mujeres que fueran de compras elegantemente o desearan
mantenerse en forma, y para viajeros... y para jóvenes alberguistas... y
deportistas de club... bicicletas con sentido de integridad y honestidad de
propósito... bicicletas para toda la familia".
(Norris Lockley;
Classic Rendezvous)
Pese ello, pese a que Dawes
hubiera sido capaz de haberse hecho un hueco importante dentro del competido
mercado de la bicicleta convencional en una de las áreas de venta más
apetecibles de occidente, en 1951, en el Festival of Britain, se produce un
punto de inflexión que cambiaría la historia de la marca para siempre, en
especial en cuanto a vocación y especialización de fabricación. El detonante
fue la presentación de su modelo "Courier". Se trataba de una bicicleta
dotada de un cuadro ligero hecho a mano, son generosa distancia entre ejes (muy
estable y cómodo para largos recorridos) y equipado con lo mejorcito de la
época en desviadores de cambio (10 velocidades), además de calapiés y bolsa de
sillín. Aquella propuesta supuso auténtico éxito y la respuesta del público les
animó a apostar por una tendencia de diseño y fabricación que pronto consolidarían
con la salida al mercado de un nuevo modelo aún más especializado: la
"Windrush". Una propuesta específicamente diseñada como bicicleta de
viaje y antepasada directa de la “Galaxy”, la cual sería (y aún lo sigue
siendo) la referencia de identificación del fabricante, su imagen principal y
el concepto de bicicleta al que vive asociada de forma preferente.
Ficha técnica del modelo “Windrush” de
1961 (Imagen: Boz Muse).
Una “windrush”. (Imagen:
satdowncyclicng)
La primera “Galaxy” apareció en
1971, y aportaba un amplio abanico de desarrollos (una gran diferencia entre el
más duro y el más blando) y tubería Reynolds 531. Desde entonces, ese modelo se
ha erigido como punto de referencia del turismo ciclista británico. Su evolución
ha sido siempre bastante lenta, pero a la vez coherente con los avances
tecnológicos demostrados. Esto quiere decir que las “Galaxy” (o “Super Galaxy”
en un posteriormente mayor nivel de calidad) nunca han sido las primeras en
incorporar las últimas tendencias en innovación de componentes, sino que
siempre se han ofertado como buenas y eficaces bicicletas de viaje. Tan sólo
han ido dando pasos de montaje de última generación cuando los componentes
novedosos ya han demostrado, después de cierto tiempo de uso por parte de otros
fabricantes o modelos, garantías de funcionamiento, eficacia y fiabilidad,
quedando descartado de que se tratara de meros ejercicios pasajeros de moda o
aventura comercial. Desde su existencia, en los grandes eventos cicloturistas
británicos (una vez más una concepción radicalmente diferente a la española),
las “Galaxy” o las “Super Galaxy” se cuentan por cientos, y lo gracioso es que
conviven allí, de tú a tú, con las escasas unidades existentes de cada una de
las múltiples marcas de artesanos de la construcción de máquinas viajeras
británicas. Las Dawes se han ganado desde hace décadas, por méritos propios,
por tradición y por el masivo reconocimiento de un público popular experto, un
hueco (bien grande) entre la flor y nata de las firmas exclusivas y
prestigiosas. El precio aquí no tiene nada que ver, están admitidas entre la
élite, se las reconoce su categoría y tienen la historia y la tradición de su parte.
Dos Dawes cicloturistas restauradas:
“Galaxy” y ¿“Windrush”?, ambas bastante veteranas. (Imagen: kichline).
Otra “Galaxy” muy bien conservada.
(Imagen: mytenspeed).
En los años 70 la empresa parecía
vivir un momento dulce: su producción y sus ventas alcanzaban niveles
importantes, habiéndose convertido en uno de los principales fabricantes
británicos. Su estilo de marca estaba bien instaurado y gozaba de un excelente
posicionamiento en varios de los nichos de mercado específicos, en especial los
tándems y el cicloturismo viajero. El ambiente de la fábrica parecía idílico como demuestra el hecho de que la
propia marca llegó a patrocinar a algunos de sus empleados como corredores de pista.
Unos pocos de ellos, incluso consiguieron varios campeonatos nacionales. Así
pues, en aquella década todo parecía ofrecer buenas perspectivas, aderezadas
con muchas ganas compartidas por la gerencia familiar, una importante
proporción de operarios-ciclistas, buen equilibrio entre personal joven y
experto con experiencia prolongada en la empresa, proyectos realistas, etc. Así
lo sugiría un artículo publicado en la prensa especializada en el año 1976
firmado por John Street (en International Cycle Sport).
Publicidad de la marca en revistas
especializadas en los años setenta (¿?). Explicación detallada del proceso de
fabricación y constatación de algunos trabajos manuales. (Imagen: zac
zupancic).
Es precisamente en aquella época
en la que se produce un doble intento de “desembarco” comercial en los EEUU. El
asunto no resulta demasiado preciso porque las fuentes de consulta son escasas.
Una de las pegas con las que uno se encuentra a la hora de investigar un poco
sobre el pasado de muchas marcas de bicicletas es que, en demasiadas ocasiones,
éstas no han puesto ningún cuidado o interés en preservar datos o detalles
históricos de su trayectoria o de su propia cultura empresarial. Al parecer, en
este sector, ese tipo de cosas no es algo que debiera interesar o preocupar
demasiado a sus dirigentes, más bien centrados o motivados vocacionalmente por
el desarrollo mecánico o de diseño, o incluso simplemente en el rendimiento
económico. Este problema para el aficionado se suele ver agravado cuando la
entidad en estudio es, en algún momento posterior, absorbida por nuevos
propietarios sin un apego personal, histórico o familiar (en definitiva
emocional) a la propia marca. En tal caso, resulta aún más probable que no se
haya puesto ningún cuidado en preservar información sobre su historia,
evolución, valores, pasado, etc. La cuestión es que consta por ahí que Dawes sí
que inició, separadas entre sí por un muy breve lapso de tiempo, dos maniobras
comerciales para la comercialización y distribución de sus bicicletas en los
EEUU. Precisamente ha llegado a nuestras manos una copia de un artículo, firmado
nada más y nada menos que por Gary Fischer en el año 1978, sobre la prueba,
para una revista especializada, de uno de sus modelos de carretera.
Concretamente una “Double Blue”.
Imágenes del artículo técnico sobre la
“Double Blue” firmado por Gary Fischer en 1978 (Imagen: velo-pages).
Pero aparte de la aventura
americana, las buenas expectativas del momento y el tercer relevo generacional
en la dirección de la empresa, en 1975 Dawes sufrió un incendio en su planta de
producción. No tenemos referencias de las consecuencias del mismo, y el
prometedor artículo del 76 no parece darle demasiada importancia, pero el caso
es que, por alguna que otra razón, o quizás un gran cúmulo de ellas, en 1978
algo debió de ocurrir, pues la firma fue vendida, culminando así su admirable
trayectoria como empresa familiar. Cuando sucede algo así, cuando una empresa
de tradición propia es adquirida por un grupo de accionistas, absorbida por un
gigante, etc. Nunca se sabe lo que puede pasar, porque todo depende de las
intenciones, objetivos y talante del comprador. Agente (persona o entidad) que
salvo que tenga asumido un auténtico encantamiento, apasionamiento o reverencia
por lo que haya comprado (casos ha habido), y quiera por tanto mantener la
esencia de su línea de trabajo, demasiado habitualmente acaba cerrando los medios
de producción (eliminando así competencia directa), desmantelándola para
venderla por partes, utilizándola para otra cosa, cambiando su naturaleza y
carácter, revendiéndola, etc. De Dawes podemos decir que entre 1978 y 2001 la
compañía fue vendida hasta en cinco ocasiones. Su planta industrial en Tysley fue
medio desmantelada a causa de los breves y poco interesados sucesivos
propietarios. En 1990 se vendió a la holandesa ATAG, que acabó cerrando la
fábrica y deslocalizando la producción hacia Asia, aunque manteniendo la
permanencia de su dirección en Castle Bromwich. Más recientemente, en 1998 fue
adquirida por Grove Industries y poco después, en 2001 por Tandem Group Pic.
Actualmente siguen fabricando en Asia aunque los departamentos de dirección,
diseño y desarrollo se mantienen en Birmingham.
A lo largo de toda su existencia y
hasta hace relativamente poco Dawes se vanagloriaba de fabricar sus bicicletas
con materiales y componentes británicos. Es más, incluso cercanos a su entorno
geográfico. Esto es algo que se fue perdiendo por el camino durante la segunda
mitad del siglo XX, a medida que muchos diferentes proveedores fueron cerrando
sus puertas o emigrando hacia países de menores costes de producción.
Actualmente el grupo diseña, fabrica y distribuye bicicletas y accesorios
ciclistas bajo varias marcas diferentes, agrupadas en diversas configuraciones:
Dawes utilizó en muchos modelos los
frenos de tiro central Weinmann “Vainqueur”. En este caso sobre una “Don Juan”
de los años 50. (Imagen: cameron retrobike).
- Claud Butler integra su propia marca de bicicletas con CBR, Scorpion y Urban Mover, además de accesorios ciclistas Exile y otros.
- Dawes constituye por sí misma una unidad a la que se ha añadido la firma Dirty.
- MV Sports & Leisure Ltd reúne a varias antiguas marcas de bicicletas: Boss, British Eagle, Elswick, Falcon Cycles, ¿Holdsworth? yTownsed.
- Y a todo ello hay que sumar muchas otras marcas de material deportivo o de ocio.
Así las cosas, Dawes parece
haberse convertido en otro nuevo ejemplo de apasionante origen y trayectoria
que con el tiempo ha acabado transformándose en… una más de tantas que fabrican
a menor coste en Asia. Sin embargo, a la vista de la oferta de sus catálogos
actuales, de la estrategia elegida de mantenerla con cierta independencia y
autonomía de gestión dentro del gran grupo, así como de asegurar la permanencia
de sus equipos de diseño en Gran Bretaña, quizá no está todo perdido y podamos
seguir disfrutando algún tiempo de varios de los atributos propios de la firma,
aquellos que la hicieron, entre otras cosas, merecedora de nuestra atención
aquí. Si lo que buscamos es sabor añejo en su producción actual, aún podemos
encontrar su gama Galaxy (en especial la versión “Classic”). Se trata de toda
una colección de diferentes precios de acabado y basada en distintos materiales
de construcción de sus cuadros, clara y eficazmente diseñadas y fabricadas para
su utilización específica como bicicletas de viaje
Hasta el desmantelamiento de la
planta inglesa, a groso modo, Dawes podría considerarse como ubicada en
Birmingham, misma procedencia que el afamado fabricante de tuberías Reynolds.
Así que no es extraño que a lo largo de la práctica totalidad de la historia de
Dawes, el proveedor casi exclusivo de sus tubos haya sido Reynolds (con algunos
escasos escarceos con Oria en algún momento y modelo concreto). Reynolds
fabrica, desde 1898, tubos para bicicletas (y para armas de fuego durante la 2ª
Guerra). Su mítica tubería 531 supuso una verdadera revolución de calidad. Se
creó en 1935 y desde entonces ha servido como chasis para cientos de modelos de
prestigio de muchísimas marcas de fabricantes. Ha equipado al modelo Galaxy
desde su nacimiento hasta hace muy poco, aunque ahora, la versión “Classic” de
acero, se ha pasado a una evolución de Reynolds (635), según parece bastante
reforzada.
Detalle de una “Galaxy Classic” actual
con tubería Reynolds 631.
Vamos ahora a iniciar un repaso
sobre algunos de los modelos que, en mi opinión, parecen los más relevantes y
emblemáticos a lo largo de toda la existencia de Dawes. Y por orden de
importancia, creo, sin lugar a dudas, que hay que referirse a la “Galaxy” (y
sus variaciones). Lo primero que podemos señalar es que su éxito se fundamentó especialmente
en dos atributos:
- Disponer de un cuadro muy resistente y de larga distancia entre ejes.
- Alcanzar un óptimo compromiso entre calidad, equipamiento, diseño cicloturista y precio; todo ello en una época en la que la única posibilidad de conseguir algo parecido provenía, casi exclusivamente (al menos en GB), de recurrir a los artesanos a medida (recurso excesivamente caro para la mayor parte de los bolsillos).
Un síntoma importante del
fenómeno en el que este modelo llegó a convertirse es el hecho de que, desde
hace varias décadas (desde que los diseños actuales empezaron a experimentar
cambios verdaderamente radicales), la gama “Galaxy” mantiene, dentro de su
oferta, una versión denominada “Classic”. Ésta se caracteriza por una presencia
estética con connotaciones claramente tradicionales y un cúmulo de elección de
componentes, tipo de cuadro, complementos, etc. Que se mantienen lo más
razonablemente fieles posible al modelo original. Los clientes son los que
parecen estar “obligando” al fabricante a incluir esta versión en su catálogo.
La gama ofrecía inicialmente el modelo “Galaxy”, aunque pronto se amplió a dos
opciones: “Galaxy” y “Super Galaxy”, ambas basadas en el mismo cuadro pero con
ligeras variaciones de nivel de calidad y precio en algunos de los componentes.
Con el tiempo, la “colección” se ha ido ampliando al ir incorporando nuevas
opciones del mismo concepto, pero montadas sobre cuadros de aluminio e incluso
de titanio. De igual forma que aparecían posibilidades de manetas de cambio
integradas y frenos de disco. Pero precisamente, tanta acumulación de novedades,
fue lo que originó que, ante la detección de una demanda consolidada desde
hacía mucho tiempo, tuviera que proponerse la versión “Classic”, en la que el
acero y los frenos de cantiléver son imprescindibles.
Una ”Galaxy”, probablemente de los 70. (Imagen:
vintagedawesglaxy.blogspot)
Mi “Galaxy Classic” del 2013.
El segundo gran modelo insignia
de este genuino fabricante británico es el Tándem. No soy capaz de informar
desde qué fecha Dawes empezó a ofrecer tándems a sus clientes, aunque por
algunas imágenes que he visto parece que esto comenzó relativamente pronto. Sin
embargo, los tándems tardaron mucho en aparecer en los catálogos, o al menos no
lo hacen en los escasos ejemplares que circulan por Internet. Quizá todo ello
pueda deberse a que durante algunas décadas únicamente los vendieran por
encargo, cualquiera sabe… Lo que está claro es que sus tándems fueron
alcanzando cada vez más prestigio, si cabe, en la 2ª mitad S. XX,
convirtiéndose en, quizás, el principal referente británico de tan particular
tipo de bicicletas y, desde luego, en uno de los más señalados exponentes
mundiales. Lo sé porque durante los ochenta me informé bastante sobre el asunto
y casi todos los “caminos” acababan llevándome a “Dawes”. Aunque pronto,
incluso Trek se hiciera un interesante hueco también, ante la imposibilidad de Santana
de cubrir el emergente mercado norteamericano. Resulta lógico comprender que
durante los muchos años en los que Dawes incluía en sus catálogos un único
modelo de tándem, aquel estaba diseñado bajo la óptica y especificaciones de
las bicicletas de cicloturismo viajero de carretera, principal vocación del
fabricante. De hecho, se trataba de un único modelo en versión “Super Galaxy”.
Dotado de un cuadro de acero reforzado y muy bien diseñado, construido a partir
de tubería Reynolds, el resto de componentes buscaban convertirlo en una
máquina al servicio de los grandes viajes, las carreteras en diverso estado, el
transporte de equipaje, la necesidad de desarrollos variados, etc. En la
actualidad Dawes sigue ofertando tándems (continúa en esto también fiel a su
esencia): tres modelos con diversas intenciones de uso más bien recreativo, y
una versión cicloturista (“Galaxy”) como tope de gama.
Publicidad de Dawes en la revista “The
Cyclist” en 1936. Incluye un modelo de tándem (Imagen: buyvintage).
En plena ascensión con nuestro tándem
ya restaurado. (Imagen: Guti).
Participando en la marcha “Retrovisor”
en Cantabria con el tándem “Dawes” en 2014. (Imagen: La Retrovisor).
Dentro de todo lo demás, Dawes
siempre ofertó bicicletas para toda la familia y ciudadanía. Pero precisamente
en ello no brilló con luz propia o destacó por algún logro o connotación
concreta que las hiciera desmarcarse de las demás o hacerse con algún hueco o
identidad singular propios. Sin embargo, sí que, a lo largo de las décadas, fue
sacando al mercado modelos concretos que en su día gozaron de gran
reconocimiento, y generaron cierto estatus de singularidad y prestigio que, con
el paso de los años, alcanza ahora buenas dosis de reconocimiento y valor entre
los amantes de las bicicletas clásicas. En concreto vamos recordar tres modelos
por orden cronológico de aparición.
La primera de estas “sus otras clásicas”,
es la “Courier”, aquella bicicleta que tanto llamó la atención en el salón de
la bicicleta más importante de Gran Bretaña a mitad de siglo, y que como
anteriormente ha quedado señalado, sugirió el camino a seguir por futuros
modelos de la marca y por todos aquellos fabricantes en serie que desearan
ofertar modelos especialmente dotados para practicar un ciclismo viajero con
garantías y eficacia.
El mítico modelo “Courier” de 1951 en
estupendo estado de conservación. (Imagen: Tim Potter).
Interesantes detalles de la “Courier”.
(Imagen: Tim Potter).
Quizá otra de las más
representativas, sucesora de la anterior e inmediata precursora de la “Galaxy”,
haya sido la “Windrush”. Así como no es fácil dar con muchos ejemplares de
“Courier” en las búsquedas por internet, con las “Windrush” la cosa cambia y
aparecen bastantes anuncios, muestras al público, propuestas de venta de
segunda mano, restauraciones, etc. de este otro modelo algo más contemporáneo.
Hay muchas variaciones en colores y acabados porque la gama se mantuvo varias
décadas y fue evolucionando poco a poco con los tiempos y las modas de la
época. Sin embargo, en todas ellas es fácil percibir la intención y la esencia
del concepto funcional y estético de tal bicicleta, características que, en
realidad, se mantienen casi por completo en sus afamadas sucesoras.
Dawes “Windrush” del 59 restaurada.
(Imagen: oldtenspeedgallery).
Por supuesto que Dawes ha
producido bicicletas de todos los tipos convencionales en casi todas sus
épocas, lo cual implica que se dedicaran también a las bicicletas de montaña,
cuando estas hicieron su espectacular irrupción en el mercado. Pero por
trayectoria histórica y por cercanía
técnica y conceptual a sus propios modelos de cicloturismo, prefiero destacar
un ejemplo de su producción de carretera. Y lo hago a través de una bicicleta
que, naciendo para cubrir las necesidades de la “clase media” de los usuarios
ciclistas de entrenamiento y competición, por su belleza, suficiencia técnica y
acierto, ha acabado convirtiéndose en un modelo clásico concreto muy reputado.
Se trata de la “Double Blue”, la cual puede ser considerada como una vedette y
emblema de lo que podría definirse como “altísima calidad de clase media”.
Publicidad del modelo “Double Blue” en
1959. (Imagen: centralcycle).
Atractiva Dawes “Double Blue”, he
visto otra con los guardabarros en el tono azul más oscuro, también preciosa.
(Imagen: buy camera guy).
Impresionante “Double Blue” en muy
buen estado de conservación, pese a ser del 58. (Imagen: lonastuff).
No resulta nada fácil toparse con
alguna Dawes en España. Abundan sorprendentemente entre los viajeros o
peregrinos de grandes distancias que nos llegan desde el norte, pero nunca se
distribuyeron por nuestro país, y ahora se hace de forma muy-muy tímida. Por el
contrario, en Gran Bretaña las hay a miles. De muy diferentes tipos y épocas. Y
muchísimas de ellas son modelos tipo “Galaxy”. Y son muy respetadas por la gran
comunidad ciclista.
Personalmente conozco a otros dos
propietarios que me son cercanos. El primero de ellos es el mencionado Tonino,
que aunque la usa bien poco, conserva aquella “Galaxy” que se compró en
Edimburgo. Es una bicicleta de color azul marino, con triple plato, frenos
cantiléver, ruedas generosas en grosor (28 mmm creo recordar), con trasportín,
guardabarros, etc. Estoy convencido de que no se deshará de ella jamás y
simplemente es cuestión de que sus hijas vayan creciendo y conquistando cada
vez más autonomía, para que mi amigo vuelva a aferrarse a los aros del manillar
de su Dawes y devore algunas kilometradas preferentemente paisajísticas.
El otro propietario es Jesús,
unos de mis habituales compañeros de fatigas y aventuras a pedales, patines,
palas de kayak, botas de montaña y sobre esquíes. Jesús tiene una “Galaxy
Classic” actual, gemela e idéntica a la mía, pues las compramos juntos tras un
concienzudo repaso de las posibles ofertas existentes en el mercado, en el que
barajamos modelos de Kona, Surly, Raleigh, Trek… Lo primero que hay que decir
es que comprar en España bicicletas de este tipo no resulta una tarea del todo
fácil porque es un formato o especificación de máquina que se comercializa en
nuestro país de modo muy marginal. Otro gran problema es que para quienes
huimos del aluminio (el carbono ni se propone por parte de los fabricantes)
como material de construcción de cuadro para este tipo de bicicletas (que deben
de ser sufridas y casi “eternas”), las opciones se van reduciendo bastante. El
caso es que tras comparaciones detalladas y negociación de precios y envío,
finalmente adquirimos sendas “Galaxy”, con las que estamos encantados ambos.
Así pues, actualmente dispongo de
dos Dawes a las que voy a dedicar unas pocas líneas:
La Galaxy Classic 2014, es una
bicicleta moderna en geometría y dotación de componentes, pero de concepto,
materiales y alguna que otra solución técnica clásicos. Casi
tanto como su propia estética, que se caracteriza por una pintura discreta en
un verde botella brillante que me encanta. Es una bicicleta que despierta
bastante admiración entre aquellos aficionados que sienten con cierta
intensidad la llamada emocional del viaje, aunque este sea hipotético, soñado o
evocado. La bicicleta es de acero, de tubería Reynolds 631, la cual se presenta
como una evolución mejorada de la mítica 531 con un 10% más de robustez. Tiene
una horquilla delantera poderosa, y roscas soldadas para casi todo. Viene
equipada de serie con guardabarros, trasportín trasero, dos portabidones y
hasta radios de repuesto. Los frenos son cantiléver y están colocados al estilo
inglés (cambiados de sitio: el trasero en la mano izquierda y viceversa). El
abanico de coronas trasero es muy amplio y por supuesto dispone de triple
plato, planteando una gama de desarrollos muy abierta, considerando que la
bicicleta completa es, lógicamente, bastante pasada, y más si la cargamos con
equipaje. Los cambios se accionan con palancas de tipo de ciclo-cross, ubicadas
en sendos extremos del manillar. Dispone de padales de uso mixto, automáticos
tipo de montaña por un lado y libres por el otro. La posición de montura es
comodísima y no excesivamente deportiva, así pues, entre el peso y el abandono
de posturas muy aerodinámicas, uno se encuentra ante una bicicleta lenta pero
cómoda, fiable y dotada de los recursos suficientes como para pasarte semanas
en ella y abordar todo tipo de dificultades, planteadas estas: bien sea por el
desnivel afrontado, o por el estado del firme elegido. Para esto último se le
han montado cubiertas de 32 mm de anchura. Aunque aún no he realizado ningún
largo viaje nómada con ella, la he utilizado bastante en largas etapas de mucha
(¡mucha-mucha!) montaña, así como en trazados con bastantes kilómetros sin
asfaltar, y la bicicleta responde perfectamente y facilita enormemente las
cosas. Desde luego no resulta recomendable para ciclistas que no tengan una filosofía
de práctica cercana a la nuestra, pero nosotros estamos encantados, y a través
de ella, hemos hecho nuestro ese “espíritu Dawes” que ya llevábamos dentro
desde siempre, ajenos a las vocaciones de cada marca.
Disfrutando de la Dawes en el GPCC de
2014: unas 100 millas con gran porcentaje del kilometraje por pistas de tierra
y piedras, y caminos de sirga. Y para rematar un aguacero salvaje que convirtió
el final en una especie de ciclo-cross embarrado. La bicicleta respondió
estupendamente a todo. (Imagen: elpedaldefrodo.com).
El caso del Tándem no se aleja
mucho de lo anterior. Se trata de un “Super Galaxy” de 1991. Y prácticamente
incorpora todo lo anteriormente citado, pero tirando de lo que el fabricante
utilizaba en aquel momento: 531 de tubería, mezcla de componentes Shimano,
Stronglight u otros, guardabarros, trasportín, etc. En este caso la frenada
integra un sistema de sendos cantiléver (que se accionan con una única maneta
para ambas ruedas) y otro complementario de tambor para la rueda trasera, accionado
mediante la otra maneta. Aun así, en determinadas situaciones al tándem cuesta
un poco detenerlo del todo. Lleva neumáticos de 28 mm y pedales de rastrales.
En su día lo equipamos con sendos sillines Brooks de cuero marrón claro que aún
conserva y hace pocos años sometí la máquina a un proceso de restauración que
incluyó un pintado de cuadro con cambio de color. Pasamos de un verde muy
clarito original a un verde botella oscuro, que siempre me gustó mucho más. El
tándem sigue funcionando perfectamente, y aunque es un tipo de bici que se
utiliza mucho menos que cualquier otro, por razones múltiples pero obvias,
cuando lo sacamos, lo pasamos fenomenal disfrutando de la compañía, las
diferentes sensaciones y el poderoso avance en el llano. Con él asistimos a
algunos eventos de ciclismo clásico, en los que siempre llama la atención.
Tandem “Super Galaxy” del catálogo de
1991. Este es el que compramos nosotros, en ese mismo color.
El mismo tándem restaurado veintidós
años después.
Circulando por un tramo “dirty road”
en la Histórica soriana. (Imagen: La Histórica).
Quiero finalizar con una
reflexión empática, si es que tal relación puede darse entre una persona y algo
tan intangible como una firma comercial (o en este caso, mucho más
concretamente, con alguno de sus productos). A lo que me refiero es a que me
considero un tipo de ciclista al que Dawes (y muy pocos fabricantes más) ha
sabido entender en sus necesidades y deseos, y para el cual ha creado, ahora y
antes, una gama de modelos que reúnen precisamente todas las características
que él desearía o le harían falta, coincidiendo además con sus preferencias
estéticas y ajustándolo en un precio razonable y moderado. La consecuencia
lógica de todo ello es que tal sentimiento empático resulta mutuo. También yo
creo entender a Dawes. Ahora, y en especial cuando durante tantos años se
mantuvo como empresa familiar, con unos criterios concretos de producción,
apostando especialmente por un tipo de bicicletas que entiendo, admiro y respeto
mucho más que a la mayor parte de las filigranas puramente deportivas de
competición, por sofisticadas que sean.
Una clásica Dawes de despedida.
(Imagen: mytenspeed)
Es una lástima la pérdida de constructores y de su historia.
ResponderEliminarHace poco oí un rumor sobre la compra de la marca ZEUS.
Si es cierto, sería una gran noticia la vuelta al mercado de aquellas bicis de "antes".
TCFCPP
La pérdida viene en gran parte propiciada por las preferencias de los consumidores, los cuales se dejan llevar por las modas y la implacable invasión publicitaria (directa e indirecta). Construir en plan artesano o no es rentable en el mundo actual, o cuando menos no hace posible enriquecerse de forma rápida que es lo que buscan la mayoría de aventuras empresariales actualmente. Así que sí: una lástima.
ResponderEliminarEl rumor sería deseable, simpre y cuando se dedicaran a fabricar (de antes o de ahora), productos con personalidad propia, diferenciados, mimados... si se trata exclusivamente de comprar una marca para producir como la mayoría (externalizando y replicando la moda del momento) dará lo mismo. En tiempo nos dirá,
bonita la historia de la marca gracias
ResponderEliminarExcelente artículo, me lo leí todo con la ilucion de encontrar información sobre mi bicicleta una dawes r28 *1-1/2 (turismo) lastima no se menciono nada, pero notando lo entusiasta que es usted, agradecería si tuviera información de ese segmento de bicicletas dawes, y pudiera compartirlo conmigo
ResponderEliminarBuenos días Gerardo, con la referencia que me da va a ser casi imposible, haría falta alguna denominación verbal del modelo (nombre). De todas formas, si puede enviarme algunas fotos de la bicicleta quizá pueda indagar. Basta con que me escriba una dirección de email aquí en comentarios, yo no la haré pública pero la utilizaría para ponerme en contacto y que me envíe las fotos.
ResponderEliminarSaludos.
Hola !!
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