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viernes, 15 de enero de 2016

1. PRÓLOGO



Saludos a todos. Aquí estoy, un año más, y ya es el cuarto consecutivo, dispuesto, al menos inicialmente, a darle a la tecla periódicamente para poner de manifiesto lo que irá habiendo detrás: búsquedas, hallazgos, historias de vida, reflexiones personales y relato de aventuras propias. Antes que nada quiero aprovechar la ocasión para felicitar el año nuevo (el 2016) a los lectores que siguen mis capítulos a medida que estos se van publicando en la Red, al poco tiempo de salir al mundo. Para los otros, para los del papel, para los que me leen pasando páginas a mano, encuadernadas todas ellas en esos tomos que, año tras año, parecen ir engordando cada vez más, la felicitación resultará superflua, pero aquí queda. Para mí el año nuevo lo marcan varias ceremonias mundanas a las que soy fiel desde hace ya bastantes años. Pero de entre todas ellas (no tantas en realidad) hay dos que destacan en mi ánimo sobre las demás. Algunos lectores ya me han visto referirme a ellas en otras ocasiones. La primera es con la que despido el año que se va: corriendo la San Silvestre popular de Santander. Siempre a media tarde y con un comportamiento climático que cada año nos sorprende con una manifestación diferente. Todas ellas dentro de un muestrario de posibilidades que parece infinito. En esta ocasión fue una tarde algo ventosa, seca y templada. Un inicio de velada maravilloso en el que empezamos a correr ante un atardecer impresionante sobre un mar Cantábrico espectacular, lleno de contrastes de luz a modo de claroscuros. Sin que me atreva a considerarlo augurio de nada, pues no soy supersticioso, tengo que reconocer que esta última ha sido una de las San Silvestres en las que más he disfrutado de entre las que recuerdo haber corrido (jamás disputado), que han sido muchas. Un entretenido acto social en el que me he encontrado con muchas caras amigas a las que saludar y felicitar. Todas ellas con semblante de alegría y ganas de encuentro. Además, mi familia (todas ellas: la propia, la “política”, la nuclear, la extendida) estuvo muy presente de forma activa, es decir, participando la mayoría de sus miembros. De casa corrimos todos menos mi mujer Myriam. Y cada uno de mis hijos se reunió para hacerlo con amistades, novios o conocidos, expandiendo un fenómeno socio-deportivo que, un año más, ha vuelto a batir record de participación, reuniendo a casi 6000 personas. Entre todos formábamos una compacta masa vital de corredores ocupando una de las calles costeras más bonitas de la ciudad. Como viene siendo habitual los últimos años, en esta ocasión troté junto a mi cuñado Melchor (ciclista veterano, y desde hace poco, abuelo y maratoniano certificado, méritos logrados casi-casi simultáneamente). Pero lo mejor: los prolegómenos y postrimerías de la carrera, que me sirvieron para disfrutar de lo lindo con apretones de manos, besos, abrazos y encuentros de todo tipo. En esta carrera no me importa demasiado que haga malo (me gustan las Navidades invernales), pero reconozco que hay una gran ventaja cuando el tiempo es clemente: que la gente no tiene prisa por marcharse y el rato después de la prueba es una delicia.

 
Melchor, Cristina, Lucía y yo momentos antes de la salida de la San Silvestre.

 
Con Jacobo, Cristina y Ana una vez finalizada la carrera.
 
En cuanto al acto de bienvenida del año nuevo, todo lo contrario, una mañana solitaria en la que, tras un paseo con los tres perros, me pongo a cocinar para la familia, calculando todo bien para simultanearlo con el disfrute del Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena. Adoro esa retransmisión: sus planos, el decorado, la música, los tópicos, el ballet… este año el repertorio me ha gustado especialmente, y no digamos el documental presentado durante el intermedio, que rara vez me defrauda. En esta ocasión me ha recordado Salzburgo, ha incorporado escenas de esquí y unas imágenes de carreteras de puertos de montaña alpinos que me han estimulado aún más las ganas de volver a montar en mis bicicletas.

Porque sí, efectivamente, un año más “he parado” en otoño: prácticamente nada de bicicleta, un día de patines y muy poca piragua. Algo de monte de excursión (muchísimo menos del que me hubiera gustado) y, eso sí, esta vez un poquito de mantenimiento a base de salir a correr por los acantilados, dos o tres veces a la semana. Tampoco me apetecía mucho más. Me gusta desconectar en esa época. Y además he estado bastante ocupado laboralmente. La única pega es que ha sido un otoño tan veraniego (y esto no es una impresión, sino una llamativa noticia que ha formado parte del guión de los noticiarios nacionales semana tras semana), que casi daba cargo de conciencia no aprovecharlo para hacer mucho deporte al aire libre. Pero no he sucumbido a tal sentimiento, si hay algo que tengo ya claro desde hace mucho es que de deporte obligado nada de nada, únicamente lo practico con deseo y ganas de hacerlo.

 
Gracias a una iniciativa de Alejandro disfruté de una única salida en bicicleta por los Cañones del Ebro con algunos de mis amigos habituales del ciclismo retro.

 
Con Javier en una excursión de tarde-noche, navegación plácida otoñal con final nocturno y frontal de luz. La piragua azul y blanca era la nueva adquisición de Manu, la cual he probado con éxito otro día con algo de oleaje.

 
Cumbres pasiegas caminando desde Selaya, remontando el Pisueña hacia su nacimiento.

 
Cascadas cerca del nacimiento del Pisueña.

 
Con amigos cresteando entre el valle del Saja y del Besaya.

 
En un bosque de Pesquera, disfrutando del otoño con la compañía de Lagavulin.

 
Un “apunte” aparecido durante una consulta en un archivo municipal.

Lo que si he sentido son algunas raras sensaciones difíciles de explicar, en lo que se refiere a qué hacer con mi blog y a cómo plantearme la “temporada”, o si proponerme algo que pueda considerarse como tal. Al final opté por posponer mis reflexiones, y más aún, cualquier toma de decisión al respecto, y dejar pasar el tiempo manteniendo viva, pero alejada, la incertidumbre. Y así me encuentro ahora, iniciando de nuevo los escritos, habiendo trasladado esa incertidumbre al Blog, ignorando lo que será de él. Vamos, que una vez en su nuevo comienzo, no puedo anunciar gran cosa sobre su futuro, y con ello me refiero al corto plazo. Del medio o del largo ni hablamos. Sin embargo, una vez iniciado, si que puedo plantear algunas concreciones a las que creo haber llegado.

Para empezar se acabó la frecuencia semanal. Aquella no era obligada sino autoimpuesta, pero tal y como me comentó acertadamente mi amigo Alejandro, que  vivió algo similar en carne propia hace ya tiempo, la periodicidad pre-establecida acaba generando mucha presión. En un principio intentaré publicar una entrada cada quincena mensual, pero advirtiendo que más adelante ya veremos… tal rutina puede cambiar. He decidido volver a escribir en este escenario porque me quedaban algunas historias por contar. Temas en los que quería sumergirme, sobre los que me apetecía informarme para después divulgar, aunque fuera modestamente. A cambio de la reducción de la frecuencia, al menos para los primeros asuntos, se verá incrementada la extensión de cada capítulo. Esto es un aviso, no sé si será bueno o malo, supongo que tal valoración estará en función del punto de vista e intereses de cada cual.

Otra novedad es que en los textos de 2016 no habrá vinculación artística de cabecera. Inicialmente había pensado homenajear al cine, escogiendo alguna película como complemento de cada capítulo, pero al final me ha dado pereza la tarea que supone hacer memoria y establecer relaciones reflexivas para seleccionarlas, y no quiero ponerme carga extra. Por otro lado, reconozco que tampoco me convencen mucho las opciones legales disponibles para el “anclaje” multimedia de las películas comerciales al texto.

Y respecto al blog, una cosa más: he retocado algunas cosillas en él, haciendo desparecer algunos enlaces obsoletos y, sobre todo, creando una pestaña nueva en la que todo el mundo pueda buscar y encontrar más fácilmente el enlace a cualquier entrada pasada. Para ello las he ordenado dentro de una serie de categorías temáticas. Los temas son aquellos que he considerado más prácticos para poder clasificar, de alguna forma, los textos. A quien únicamente le interese el kayak, los patines o la bicicleta lo tendrá ahora más fácil. También quien busque cualquier entrada que ya conozca, porque aparecen todos los títulos a la vista. Reconozco que el sistema de etiquetas convencional, tal y como ocurre con la mayor parte de los blogs que visito por ahí, se había ido desmadrando a medida que el sitio crecía y ha acabado resultando una buena muestra de caos. Espero que esta novedad ayude a los visitantes.

Tal y como he señalado, independientemente de que la considere una nueva “temporada” o no, para este año si que tengo algunos planes de actividades deportivas que me gustaría llevar a cabo. En las siguientes líneas voy a reflexionar un poco, “en alto”, sobre ello. Tengo claro que trataré de mantener una mentalidad abierta, dispuesto a apuntarme a lo que salga… siempre y cuando me apetezca y pueda hacerlo sobre la marcha. El año pasado ya actué así en algunas ocasiones y creo recordar todas ellas como especialmente positivas. Sé que flaquear en el sostenimiento de este tipo de actitud es algo común, porque nuestro actual estilo de vida es experto en poner pegas, minas e inconvenientes, que aparecen disfrazados de actos de responsabilidad, pero que al final se cuelan en lo cotidiano, alteran el ánimo y adormecen el estilo vital. En cualquier caso me arriesgaré a ello y espero ser capaz de mantenerme activo. Además, no tengo ninguna gana de anticipar un calendario de actividades y vivir pendiente de él. Ese estrés se le dejo a todos los miles de aficionados que persiguen poder insertar alguna de esas citas deportivas ultra-masificadas en su currículum, aunque ello suponga tener que pasar por pagos abusivos, previsiones a largo plazo, o la injusticia de un sorteo. Como siempre, desde aquí les envío mis ánimos, les ratifico mis respetos por la opción elegida y les felicito el logro anticipadamente. Me encanta que todos podamos elegir libremente cómo disfrutar deportivamente de nuestras propias vidas.

En esta misma línea, anuncio que ahora mismo tengo muchas más ganas de “actividades” que de eventos. Con actividades me estoy refiriendo a planes concretos ajenos a organizaciones demasiado formales, es decir: quedadas, asuntos de amigos o familiares, ideas surgidas de la creatividad de personas más o menos conocidas y que no tienen porque alcanzar un formato reglado. Ya otras veces he disfrutado algunos planes así (en especial el año pasado) y por eso sé que en numerosas ocasiones me acaban aportando mucho más que los eventos organizados que obedecen a esquemas de programación habituales y muy repetidos. Pretendo seguir con la bici, con los patines y con el Kayak. Pero no por ello dejaré de lado algunas de mis otras aficiones, en especial el esquí (si el invierno hace por fin acto de presencia) o lo que se tercie. Y entonces ¿de los eventos qué? Pues seguramente pocos, y la mayor parte de ellos de esos que de algún modo supongan ser una primicia para mí. Vamos, que no tengo demasiadas ganas de repetir los ya vividos, y además es que de lo que he ojeado por ahí, los pocos que realmente me apetecen son algunos a los que nunca he podido acudir antes. Pero sin prisas, el tiempo dirá en cuales acabo tomando parte. En relación con eventos y otras actividades, intentaré atender las invitaciones de terceros, las cuales cada año se van multiplicando, y por ello, planteándome mayores dificultades de asistencia. Sé que no podrá ser posible acudir a acompañar a todos mis amigos y sé que lo comprenderán cuando así ocurra. Pero igualmente intentaré hacer lo posible, porque me consta que muchas invitaciones son sinceras y además ofrecen planazos únicos.

Para terminar con este “apartado” sobre las previsiones de la “temporada”, quiero anticipar que ahora mismo mis intenciones me sugieren una clara intención de diversificación ciclista: tengo muchas ganas de probar una práctica retro aún más envejecida, a lomos de lo que entre mis amigos vengo denominando “pionera”. Sobre dicho concepto publicaré un texto específico, pero aquí aclaro que la idea no se refiere exclusivamente a un tipo de bicicleta concreto, sino además a una especie de viaje en el tiempo (lúdico, estético y comportamental), con el que intentaré vivir mucho más de cerca el espíritu y las connotaciones históricas de los pioneros de las “bicicletas de seguridad”. Pero con más fuerza aún que ese propósito, el ánimo me está marcando una nueva dirección ciclista que atender, la del ciclotursimo de alforjas, el ciclismo de viaje y el de autonomía de largos recorridos. Su práctica tiene una pega importante, que no es otra que el tiempo exigido para engarzar algunas jornadas seguidas, pero cuando se consigue… sin duda es lo mejor. Y me apetece mucho. Todo ello: el concepto, la vivencia, el creativo dibujo de las rutas, el tipo de bicicleta idóneo… todo. Así que advertido queda, si alguno anda con ganas de perderse con su bicicleta, puede irse preparando para las “randonnes” que puedan venir (no me estoy refiriendo a “brevets” concretas para meterse en un ranking o conseguir una medalla determinada, sino a viajes de diferentes dimensiones pero con actitud turístico-deportiva).

Un asunto que dejé anunciado, y más tarde corregido, al despedirme hace unos meses, es el de los libros. Gracias a esta dedicación ociosa de la escritura periódica he acabado produciendo tres tomos. Ante el anuncio de una editorial amiga de su intención de publicar el tercero (y quizás posteriormente alguno de los dos anteriores), “secuestré” la inminente salida pública del último y desactivé las de los otros dos. Total, que ahora mismo no puede conseguirse ninguno. Espero poder salir pronto del actual “impasse”. Mi amigo editor ha prometido darme noticias al respecto en breve, y ante las mismas, veremos qué posibilidades se abren e informaré puntualmente cómo queda la cuestión. Sin salirme del asunto librero, tengo otra noticia que anunciar. Se trata de la más que probable, pronta edición ajena, de un librillo modesto sobre una singular carrera ciclista que se celebró en territorio vasco y cántabro en 1903. El texto está escrito e ilustrado con algunas fotos de la época. Ahora mismo se encuentra en las mejores manos, en proceso de encargo de imprenta y pruebas, una vez finalizado el trabajo de maquetación. Esperamos que esté listo para febrero y su sentido principal no es otro que ilustrar la segunda “Rememorativa”, de las que cada temporada se propuso recuperar la Cofradía Velocipédica. Una misión que el año pasado quedó meritoriamente cumplida con la celebración de la “Salamanca-Madrid” (de 1895).

Para despedir este primer capítulo, planteo un programa con el que espero saciar mis habituales tendencias organizativas. Son cinco o seis planes ciclistas, que me gustaría poder sacar adelante para disfrute de aquellos amigos que se animen a participar en ellos. El planteamiento es ambicioso, por lo que no debería sorprender que alguna de las actividades se pudiera caer del cartel. Pero sin ánimo de presumir, tengo que advertir que, por lo general, suelo conseguir hacer realidad mis planes de este tipo de actividades modestas (algo que por otro lado no tiene ningún mérito). Aquí va la lista, los detalles irán apareciendo en un nuevo “espacio informativo” que habilitaré para ello en el blog:

  • “La Montañesa” (4ª edición), como siempre se celebrará en septiembre. Lo que no está fijado es la fecha. Tampoco sé aún si coincidirá con el sábado previo a “La Retrovisor”, porque para ese domingo tengo otros planes largamente aplazados que no quiero posponer más. Seguiremos rodando 100 km, por otras carreteras diferentes y, en esta ocasión, ascendiendo (y descendiendo) tres puertos de mediana entidad.
  • “El Paso de la Vaca Pasiega III” será aún pasiega, creo que por última vez antes de dedicarme a las tudancas o lebaniegas. La celebraremos en julio o agosto como otras veces, con fecha precisa aún por concretar, en función de las agendas de habituales e interesados. Como siempre 100 millas y auténtica dureza de montaña. Este año con una ascensión principal muy sorprendente y poco conocida.
  • Rememorativa (2ª). Antes me he referido a ella. Celebraremos una “segunda edición” del desafío Bilbao-Santander, que supuso la disputa de la Copa Vasco-Cantábrica en 1903. Será un evento al que se asista por invitación, para integrarse en alguna de las tres escuadras previstas (en la edición original fueron dos). En nuestro caso no será competitiva, pero intentará replicar algunas de las circunstancias que se dieron hace más de un siglo. Calculo que a partir de febrero, podré ir dando más noticias y concretando el asunto, que debería celebrarse en primavera, intentando no coincidir con ninguna marcha retro del apretado calendario que hay previsto para esa estación. Unos 110 km sin puertos pero con “rompepiernas” cantábrico.
  • El resto de propuestas ciclistas es nuevo. Lo primero un viaje de alforjas “intergeneracional”. Probablemente tres jornadas, en algún puente de mayo o en verano. Pretendo reunir a algunos amigos y a sus hijos o hijas (en edad y forma física suficiente), para completar un recorrido de gran belleza que organizaremos pernoctando en sucesivas casas familiares de algunos de los participantes. La idea es buscar una disculpa para otro viaje cicloturista y, sobre todo, para animar-iniciar a nuestros jóvenes más cercanos a que conozcan, desde dentro, nuestro amado deporte de las dos ruedas en una de sus modalidades más plenas. No se requerirá bicicleta retro, sino una que permita portar el equipaje básico y con resistencia y desarrollos adecuados para un viaje de tales características (puertos, carreteras secundarias y de montaña, etc.).
  • En una línea parecida, pero con muchísimas más complicaciones organizativas y necesidad de días (5 o 6), voy a intentar organizar un rally ciclista para amigos. La idea se apoya en algunos eventos franceses del pasado, modificada y actualizada para nosotros mismos. No sé si seré capaz de ello, ni si encontraré respuesta alguna, pero como salga adelante… puede resultar fascinante. Algunas de las próximas entradas pueden servir para calentar el ambiente y empezar a crear, entre los potenciales participantes, cierto interés por “otro tipo de ciclismo”. A su debido tiempo daré las informaciones pertinentes, crucemos los dedos. Lo que puedo adelantar es que mi idea de partida es celebrarlo fuera de Cantabria.
  • Sorpresa navideña. Para terminar bien el año, o quién sabe si comenzar de igual modo el siguiente, hace ya tiempo que vengo barruntando la idea de celebrar una reunión ciclista “de día”. Un esfuerzo deportivo invernal, corto pero muy intenso, que finalice con una comida amigable y sirva de divertida disculpa para reunirnos cuando más separados parecemos estar. No doy más pistas porque faltaría mucho para ello y porque aún no estoy preparado del todo para poder lanzarme a organizarlo o anunciarlo. Quizá cuando despida el blog esta temporada que ahora empieza, pueda dejar el recado avisado.

De todo ello iré dando cuenta a su debido tiempo. Para facilitar el acceso a la información práctica de estas actividades de iniciativa propia, a no mucho tardar, pienso habilitar otra página (o solapa) en el blog, en la que quede expuesta, de forma permanente y fácilmente accesible, la información relativa a estas propuestas, que dejarán así de generar una entrada de texto previa específica para ellas en la marcha habitual del blog.

Y para cerrar esté aperitivo de un nuevo ciclo que comienza, me apetece comentar una anécdota reciente que tiene mucho que ver con personas vinculadas al ciclismo en general y a la afición por lo retro o a la historia misma del ciclismo. La propuesta de organizadores y gestores del ciclismo nacional quiso que el Campeonato de España de Ciclocross 2016, se celebrara el segundo fin de semana de enero en Torrelavega. Aprovechando la ocasión mi intención fue acudir a la cita como espectador durante la jornada completa del domingo. Resultó un error dejarlo para tan tarde, porque el circuito y el nivel me hubieran hecho disfrutarlo mucho más de haber asistido también a alguno de los otros dos días precedentes. Y el  error fue doble porque una lamentable noticia, y el entierro que la materializó de forma explícita para mí, hicieron que mi visita a la competición tuviera que resultar forzosamente breve. El acto fúnebre era ineludible y sentido para mí, pues aunque de avanzada edad y en estado de salud delicado, la fallecida era una persona querida y admirada desde mi más temprana infancia. Pero pasando al asunto de las bicicletas, diré que pude echar un vistazo al entretenido circuito, disfrutar del ambiente y asistir a las carreras de cadetes y juveniles. Pero he de reconocer que, aunque mi idea inicial había sido meterme mucho más en el ajo (y en el barro) para acercarme a los recodos más espectaculares del trazado y tomar buenas fotos, todo quedó bastante de lado porque al protegerme inicialmente de la lluvia, acabé felizmente atrapado en las redes de la sociabilidad ciclista. Con el primero que me topé fue con Cundo, lo cual me dio conversación, entretenimiento y... una privilegiada retahíla de encuentros con la leyenda ciclista. De inmediato con Manolo Sainz (historia viva del GD ONCE), con quién disfruté de unos buenos ratos de conversación. Al poco se incorporó brevemente José Antonio Hermida (Campeón del Mundo de BTT en varias modalidades y categorías, medallista olímpico y acaparador de un largo etcétera de galardones del más alto nivel). Y hasta me presentaron más tarde a los dos hermanos Gutiérrez: José Iván (6 veces campeón de España en diferentes modalidades y categorías, excepcional contrarrelojista y plata mundial en dicha disciplina) y David. También apareció por allí mi querido amigo Javier, con quién pasé el resto de mi estancia en el evento, hablando de lo nuestro: bicicletas, familia, aficiones, restauraciones y planazos. Y con él, cuando ya me marchaba, aún nos topamos con el siempre simpatiquísimo  Iñaki Gastón, que también andaba por allí dispuesto a disfrutar del espectáculo.

 
Campeonato de España 2016: La prueba de cadetes en acción. Un cántabro escapado en la primera vuelta y un largo rosario de perseguidores negocian curvas deslizantes.

 
Rodeado por dos auténticas estrellas del ciclismo: Manolo Sainz y José Antonio Hermida).

 
Con Cundo y dos de los numerosos grandes corredores que han salido de sus quehaceres con la base: José Iván y Daniel Gutiérrez.

Las breves horas disponibles, fueron pues aprovechadas a tope por mi parte, y se convirtieron en una especie de calentamiento, lanzadera o espoleta de lo que parece cernirse sobre mi ocio en breve tiempo. Noto que hay mucha gente con muchas ganas. En El pedal Aragonés están dando firmes pasos organizativos hacia adelante para ofrecernos propuestas muy apetecibles; muchos conocidos andan recuperando estupendas bicicletas de antaño, poniéndolas en forma de nuevo; otros ideando viajes o anunciando visitas o asistencias a diferentes eventos o parajes. Surgen avisos bastante fiables de diversos animosos aficionados dispuestos a debutar esta temporada como organizadores de eventos en nuestro país. Me acaban de llegar noticias de Austria de que la cosa está que arde y desde la temporada pasada, además de su fantástica In Velo Veritas, ya han aparecido al menos otras tres citas más. La actividad marcha y en concreto, el asunto del ciclismo retro, parece que goza de muy buena salud y se mantiene en plena expansión.

Así pues, bienvenidos todos de nuevo, y a prepararse para largos capítulos venideros.

viernes, 9 de enero de 2015

2. NOMADA 2015

La urraca (Claude Monet). Museo d'Orsay

Ya estoy de vuelta. Ya lo estuve la semana pasada retomando mis escritos y mi actividad deportiva multifacética con la entrada del nuevo año. Lo que ocurre es que comencé la temporada escribiendo más sobre lo ocurrido durante mi periodo de “hibernación” y descanso que adelantando pistas sobre la evolución que mi actividad “randoneur” pueda experimentar a lo largo del 2015. Creo que no conviene demorarlo más, así que aquí estoy preparado para realizar un ejercicio de arriesgada previsión de algunos atributos y detalles que probablemente marquen un nuevo año de actividades, propuestas, dedicación deportiva y… los lectores más asiduos ya lo sabéis de sobra: reflexiones, viajes, cultura, placeres e historia deportiva. Tal como acabo de afirmar, la tarea es arriesgada, ya que pudiera darse el caso de que parte de lo que ahora afirme, varíe o de desdiga posteriormente a lo largo del paso de las semanas. Los deberes laborales, las responsabilidades familiares, las fluctuaciones económicas, mi propio estado de forma y/o psicológico, los calendarios, etc. aportan un gran cúmulo de variables que en mayor o menor medida, siempre acaban afectando a los propósitos iniciales. Sin embargo, la experiencia de los dos años anteriores me ha enseñado que las probabilidades de que lo que inicialmente planteo como líneas maestras del carácter de la temporada se cumpla, son francamente altas, así que sin más preámbulos paso a exponerlas.

 Estreno denominación de la temporada. La que fuera “Challenge Retro 2013”, y pasara a ser “Rodador 2014”, para este año que acabamos de estrenar se convierte en “Nómada 2015”. El cambio de denominación se hace necesario porque la esencia de mi actividad va a experimentar algunos cambios importantes. No completos, pero si significativos. Eso es algo que ya ocurriera entre las dos temporadas anteriores, y volverá a suceder en esta. La elección del vocablo nómada viene a reforzar la idea de que el viaje supera, como objetivo para este año, al mero interés por los eventos. Me explico, no quiere decir que vaya a viajar más que antes (es más, lo veo difícil por varias razones de índole personal que no es cuestión de explicar aquí), lo que pasa es que las actividades a realizar (eventos incluidos, aunque no exclusivamente) van a pretender, en muchos casos, la realización itinerarios, objetivos conceptuales y experiencias lo más cercanos posibles a la idea del viaje itinerante como proceso vivencial preferente. Personalmente nunca fui un deportista de eventos. Todo lo contrario, más bien un espíritu libre, dedicado a la práctica deportiva por placer, caracterizada generalmente por la ausencia de posibilidad alguna de concretar la misma en algún resultado cuantificable. La mayoría de las veces desempeñada en parajes naturales, y en muchas ocasiones sometiéndose a un diseño viajero en el que la propia actividad deportiva se convertía en medio de locomoción y avance entre el origen y el destino de la aventura, fuera ésta de una jornada, varias o incluso semanas. Esta vocación esencial de mi persona, se vio necesariamente aletargada o minimizada durante algunos periodos de mi vida, por causas coherentes y relacionadas con las diferentes fases de responsabilidad social y adulta por las que la mayoría pasamos. Pero nunca se vio abandonada del todo, y tras estos meses en los que mi práctica deportiva se ha apoyado de modo tan marcado en la participación en eventos oficiales, me he dado cuenta de que mi espíritu protesta un poco y me pide re-equilibrar la balanza y dar algo más de protagonismo a mi naturaleza. Así pues, espero que a lo largo del año, pueda acometer algunos viajes deportivos itinerantes y la elección de los eventos en los que tome parte incluyan cierto componente viajero.

Esto seguramente reducirá la cantidad de pruebas en las que participe. Algunos de mis actuales amigos ciclistas quizás se sorprendan al leerlo aquí. Pero que no se preocupen, porque hay unas cuantas citas a las que no faltaré. Lo que ocurre es que intentar continuar con un objetivo de asistencia a la gran mayoría de encuentros oficiales del ciclismo retro, se ha convertido en una misión imposible para cualquiera que no esté completamente liberado del trabajo y disponga de una holgada cuenta corriente. No es una queja, todo lo contrario, es una excelente noticia, ya que la causa no es otra que la constante aparición de nuevas convocatorias por todo el territorio nacional y europeo. En un borrador de eventos retro que he confeccionado en una de mis hojas de cálculo me salen aproximadamente 30 citas de ciclismo retro (sin contar con las innumerables concentraciones de clásicas denominadas Tweed Runs, o Rides). Si además les sumamos las 16 que componen el Giro de Italia d’Epoca… nos plantamos en más de 45, así que ya me contarán… Acudir al mayor número posible de ellas tuvo su sentido durante los dos años anteriores, en los que asumí cierta responsabilidad de relator, “supporter” y hasta reportero. Pero ahora aquello se ha convertido en una quimera, la cual además me parece ya innecesaria para la supervivencia y crecimiento del fenómeno, que a estas alturas se muestra consolidado.

Esto no supone, ni muchísimo menos, un abandono de la práctica retro. Lo que sucede es que quiero aprovechar para seleccionar mi presencia en eventos ciclistas retro que reúnan varias o alguna de las siguientes características: que bien sean nuevos para mí o propongan recorridos novedosos; que me permitan enriquecer el viaje con algún atractivo complementario interesante (tal fue el caso de la subida de algunos puertos míticos en los Pirineos el año pasado); que incluyan un “peso” deportivo significativo para mí (cierto nivel de exigencia o kilometraje); y que no me resulte excesivamente caro en tiempo o gastos el desplazamiento hasta allí. La reducción creo que acabará siendo importante, y sin embargo paliada de sobra por la irrupción de una costumbre que parece ir arraigando poco a poco entre mi círculo de amigos “ciclistas-retro” más cercano. Me refiero a la celebración de quedadas temáticas (en las que reunidos con nuestro material clásico, celebramos la realización de algún itinerario de especial significancia ciclista o rememoramos una legendaria carrera muy antigua, o incluso alguna hazaña ciclista pionera) o a la participación “retro” en eventos que no lo son (una especie de activismo “vintage” de lo más divertido y provocador).

Haciendo un recuento realista me salen seis eventos retro nacionales a los que espero acudir, dos extranjeros y tres “reuniones de las nuestras”. A su debido tiempo iré concretando y avisando de a cuales me estoy refiriendo. De todas formas, la bicicleta no se va a reducir a eso, ya que en su versión “no necesariamente clásica”, será también protagonista de alguna ruta memorable o algún viaje. De hecho, además de una nueva (y diferente edición) del “Paso de la vaca…”, ya tengo una invitación firme para una cita nómada que me apetece mucho. Así pues, mi Dawes tendrá que empezar a calentar.

Con respecto a los patines diré que el año pasado llegaron para quedarse, y que no sólo no voy a prescindir de ellos este año, sino que incluso me gustaría que tomaran un poco más de protagonismo. Aquí las posibilidades son también excesivas: ¡16 convocatorias en Francia!, un par de ellas de cierto interés para mí en España, y algunas más en Holanda y Alemania. En realidad todo se ve luego reducido por coincidencias de calendario y lejanía, pero espero poder acudir algo de ello. Lo que no incluyo en esta cuenta es aquellos eventos en los que ya tomé parte el año anterior, porque en el caso del patinaje, si que no pienso repetir ninguna cita. Habiendo tantas posibilidades, prefiero descubrir nuevos lugares. Una de las consecuencias más positivas que extraje del patinaje del 2014 fue la mejora técnica y dominio logrados a costa del kilometraje. Si a ello le unimos la comprobación de que la velocidad media de desplazamiento ronda los 20 km/h y de que la autonomía de resistencia alcanza, con entrenamiento, las 6 horas sin que ello resulte descabellado, los patines se han convertido en una modalidad de gran interés para mí, pues me proporciona más variedad de entrenamiento y un medio muy atractivo de viaje y ejercicio deportivo en sí mismo. Y a todo ello puedo añadir que, si bien resulta menos sencillo dar con compañía para asistir a los planes, cuando la hay, esta suele abrir un poco más el abanico habitual de amigos, pues tengo algunos que no se deciden a venir a los retos ciclistas pero ponen mucho más de su parte cuando se trata de patinar.

Y como el año pasado salió la cosa tan bien y tan enriquecida con la incorporación de los patines, este año incluyo una modalidad más: el piragüismo. Lo tenía decidido desde casi el comienzo de 2014, lo que pasa es que ya me había organizado toda la dinámica de funcionamiento y me limité a salir a palear de forma muy esporádica y sin objetivos, pero este año va en serio. Me encanta remar en kayak. Lo hago desde hace muchos años. Este tipo de embarcaciones maridan estupendamente con un estilo nómada y aventurero de viajar, así como con la práctica deportiva aeróbica de larga duración, que es a la que he acabado dedicándome en mi madurez, desde hace ya algunas décadas. Por si fuera poco esto me va a ayudar a compensar un poco tanto trabajo de tren inferior (bicicleta y patines), con sesiones de tronco y brazos. No sé si tomaré parte en algún evento organizado o no (dependerá de las fechas y de que me ponga en contacto con algún club cercano a mi domicilio), pero otros dos son los objetivos fundamentales que trataré de cumplir: conseguir que las sesiones y jornadas de piragüismo formen parte desde ya de mi entrenamiento anual; y acometer algún viaje nómada en kayak esta misma temporada. Con eso me basta, con eso y con dar cancha a la “cultura del kayak” dentro de mis entradas semanales. Esto aparentemente podría significar perder lectores forofos en exclusiva del ciclismo, pero el mismo riesgo corrí hace un año al introducir lo de los patines, y el resultado fue que las cifras de visitas siguieron incrementándose con moderada regularidad. En cualquier caso, una de las bondades de publicar por puro placer es que se disfruta de libertad total, de verdadera independencia y no ha de rendir uno cuentas a la audiencia.

Como siempre completaré mi actividad física con todo aquello que surja y me resulte apetecible. También con las actividades habituales que suelo compaginar un poco durante casi todo el año: caminar por la montaña, correr, o algo de remo “indoor” cuando la cosa se pone demasiado fea al aire libre. Pero por encima de todo procuraré que una modalidad tenga preferencia sobre todas las demás (incluidas las tres que a partir de este año motivan los textos: ciclismo, patinaje y piragüismo) durante la estación invernal: el esquí, en especial el de montaña o travesía. No habrá retos aquí, tampoco planes de viaje fuera, pero si las condiciones invitan a ello, buenas jornadas por la geografía local, subiendo y bajando montañas, dibujando itinerarios imaginativos y compartiendo tan magnífico placer con buenos amigos, que para este menester nunca faltan. De todas formas este propósito no ha de extrañar a quien me venga leyendo desde hace tiempo, pues en varias ocasiones se ha deslizado por estas líneas (nunca mejor dicho), la temática “blanca”. La acción de hecho ya ha comenzado, he cerrado el año anterior con un par de salidas con coronación de sendas cumbres.

 Panorámica al norte desde la cumbre del Iján: a la derecha la
sierra de Peña Sagra y al fondo a la izquierda los Picos de Europa
(despidiendo 2014).

Y luego toca el descenso. Yo de azul, Marcos de naranja y al
fondo Juan (Foto: Quino)

Jesús (amigo ciclista, patinador, piragüista y esquiador) me envía
esta imagen desde Oregón... nosotros no somos tan integristas,
pero a partir de febrero vulevo a contar con él para mis actividades.

A estas alturas de lectura, los más detallistas y observadores de todos ya se habrán percatado de que este año habrá otra novedad. No me refiero a ningún añadido, sino a un cambio. A lo largo de dos años me ha dado siempre por encabezar cada entrada semanal con una pieza artística. El primer año fueron citas literarias, cada una de ellas relacionada con el contenido del capítulo en mayor o menor medida. En el segundo cambié el tercio y pasé de un campo artístico a otro, sustituyendo la literatura por la música. Cada semana incrustaba un enlace al archivo sonoro de alguna pieza musical que igualmente, siempre desde una reflexión absolutamente personal, relacionaba con lo narrado. Así voy a seguir, pero saltando de nuevo desde un ámbito artístico a otro, para aterrizar a lo largo de 2015 en el de la pintura, el cual siempre me ha apasionado tanto como los dos anteriores. Pintar no he pintado nunca. Es una de esas tareas que uno siempre pospone para cuando sea mayor, y se ve que aún no me lo parezco lo suficiente. Dibujar sí, me he pasado toda mi vida de estudiante dibujando. En los márgenes y huecos de mis libros de texto y en los apuntes. Era un alumno muy atento a las explicaciones y llegué a especializarme en hacer ambas cosas a la vez: atender y dibujar. Con el paso a la vida laboral cesó mi dedicación al dibujo, aunque muy esporádicamente, por necesidad o por casualidad, me encuentro dibujando de nuevo, y algo de habilidad queda, pues acabo solucionando aquello para lo que saco el papel, el lápiz o los “rotrings”. Pero la pintura me gusta por sí misma, no como consecuencia de mis garabatos. De universitario era un asiduo de los museos y exposiciones, y lo sigo siendo en mis viajes, el blog ha sido prueba de ello en más de una ocasión. De todas maneras sospecho que tratar de indagar la posible relación que yo mismo vaya encontrando entre los cuadros que escoja y mis textos, será una tarea difícil para mis lectores. Para empezar no creo que encuentre muchas obras que explícitamente traten la temática del deporte, del ciclismo, etc. Y es que además la pintura ofrece un amplísimo abanico de estilos, algunos de los cuales pese a su belleza o interés, se caracterizan por una total falta de pistas sobre su propio significado. Respecto al asunto de las explicaciones, no ofrezco cambios, seguiré como hasta ahora, sin dedicar ni una sola palabra a darlas. Pero dará igual, espero que la belleza de los cuadros elegidos compense a los lectores tanto como a mí.

viernes, 2 de enero de 2015

1. TRANSICIÓN

"El bosque de Marly". Camille Pisarro 1871
(Colección Thyssen-Bornmisza)

En la nomenclatura tradicional de la teoría del entrenamiento deportivo, cuando se estudia la periodización de la temporada anual y la planificación de las cargas de entrenamiento, se acostumbra a designar como Periodo de Transición al tiempo que transcurre desde que el deportista deja de entrenar y sobre todo de competir, hasta que algunas semanas después, pasadas unas merecidas vacaciones, regresa a su rutina de trabajo, comenzándola de forma progresiva, retomando contenidos de tipo general y “construyendo”, cuidadosa pero firmemente su nueva “forma” deportiva. En mi caso adopto cierto paralelismo con esta forma de proceder y desde que me doy vacaciones en la actividad del blog, hasta que regreso al mismo, dedico el escaso tiempo libre disponible a menesteres que normalmente poco o nada tienen que ver con él. De igual manera, abandono la “disciplina” (por llamarlo de alguna manera) del “entrenamiento” deportivo, y la sustituyo por un ocio activo mucho menos fatigante, nada ordenado y bastante más variado (aún).
Sin embargo, tal y como comenté en el balance del año pasado, aquella temporada se vio caracterizada, entre otras cosas, por una marcada actividad social que acabó generando muchos contactos y un buen acopio de relaciones de amistad. Fruto de todo ello, la verdad es que durante este periodo vacacional, el supuesto alejamiento del mundo ciclista, retro, etc. ha brillado por su ausencia, pues han sido varias las actividades en las que me he visto involucrado, marcadas por el hilo conductor de la bicicleta retro.
En realidad lo primero de todo ha sido cosa mía. No puedo “culpar” a nadie más de ello. Por alguna chispa motivacional desconocida, el caso es que el otoñó me sorprendió sumergido en la elaboración de un documental sobre el ciclismo retro en Europa (y España). A pesar de que tan sólo he realizado dos, crear un documental es una labor que me resulta apasionante y, aunque absorbente, muy gratificante. Mi personal método de hacerlo exige pasar por varios procesos creativos, técnicos, intelectuales y artísticos. Mascullo y pre-visualizo ideas, escribo un guión, elaboro una narración, selecciono banda sonora, mezclo el sonido, busco imágenes e información, filmo algo, entrevisto, monto, etc. Cuando todo ello se lleva a cabo de forma individual acaba convirtiéndose en un proceso exigente y pleno, pese a que uno se lo tome en un nivel absolutamente amateur y casero. La labor me llevó bastantes semanas y acabó dando a luz una película que casi alcanza la hora de duración y que responde al título de “Retrovisión”. Y el trabajo final, desde el principio, me ha reportado mucho retorno social y de entretenimiento. Para empezar lo pude disfrutar en casa en compañía de parte de la familia. Después en el saloncito de mi casita de montaña, acompañado por varios de mis amigos ciclistas retro con quienes andaba allí, “concentrados” en el mes de noviembre. Precisamente de aquella cita surgió la oportunidad de que, gracias a las gestiones de Manu, la película se proyectara, nada más y nada menos, que en el auditorio de la feria internacional de la bicicleta de Bilbao (BIBE). No trato de presumir, ni muchísimo menos, creo que los pequeños éxitos cosechados se deben más a que los espectadores que se sientan a verla son auténticos forofos del tema tratado, que a la propia calidad del reportaje. Pero el caso es que unas cosas han ido llevando a otras y semanas después la proyectamos en la Librería Gil de Santander, rodeado de unas 60 personas, que incluían bastantes amigos y conocidos. También de forma parcial en Güeñes (Vizcaya) con motivo de otra cita que explicaré en seguida. Y al parecer, aún me quedan algunos compromisos a los que acudir con la peli debajo del brazo. Si alguno tiene deseos de verla, invitado está, puedo avisarle de dónde vaya a proyectarse. Y estoy abierto a propuestas de exhibición de la misma. De distribuirla personal o electrónicamente nada de nada, pues su estatus es privado, casero, familiar y aficionado; ni comercial. ni público; no tengo derechos sobre algunos materiales para encaramarme en escalones superiores.
Comienzo del documental "Retrovisión". Foto Manu (La Biciteca)
Paralelamente a la creación del documental, aunque de forma totalmente independiente, un cierto grupo de ciclistas asiduos en las citas retro, que habíamos ido coincidiendo aquí y allá a lo largo del año anterior, empezamos a cruzarnos correos y acabamos fundando una especie de logia o grupo clandestino de amigos unidos por esa pasión compartida. Los correos dieron lugar a un foro poli-temático y el mismo, a la constitución informal de una especie de “ONB” (verdadera organización no gubernamental ni tampoco burocrática) que funciona por meros impulsos, libre albedrío y sensatez caballeresca. Lo primera actividad práctica del grupo no se hizo esperar, y así fue convocada una “concentración” otoñal en Pesquera (Cantabria) a la que algunos asistimos un sábado en horario vespertino (Javier, Roberto, Manu y José) y dos más (Alejandro y Víctor) se sumaron el domingo por la mañana. Los primeros nos dimos un buen homenaje de cervezas artesanales y variedad de picoteo para cenar. Además disfrutamos de la primera proyección pública de “Retrovisión”. Por la mañana, ya con el resto, y tras desayunar opíparamente (¡menudas tartas caseras llegaron desde la Meseta!), salimos en nuestras antiguas bicicletas para completar un hermoso recorrido circular que consistió en descender suavemente por el valle del Besaya, superar un puertito amable para pasar al del Saja y ascender largamente el hermosísimo puerto de Palombera. Los arroyos venían generosos de agua y las cascadas estaban a la vista. Los bosques mostraban amplio surtido de catálogo cromático en sus hojas (aunque que las fechas eran tardías, el otoño ha venido este año con mucho retraso climático). Pese a las previsiones en contra, el día respetó, fue soleado y hasta cálido casi en su totalidad, a excepción de una corta tromba de agua que nos cayó pasados dos tercios de la ascensión, que duró poco más de diez minutos y que nos permitió secarnos pedaleando antes de la parada para comer. Pero para lluvia hermosa la de las hojas amarillas cuando la brisa soplaba sobre nuestras cabezas durante el ascenso. Coronado el puerto, un breve descenso hasta un restaurante de comida y precio rurales. Finalizando la etapa con un corto llaneo y suave descenso hasta casa. La reunión sirvió para sentar algunas bases concretas (escasas y muy abiertas) del cometido y funcionamiento de nuestra presunta agrupación, afilar un poco algunos proyectos venideros y, más que nada, reunirnos para disfrutar mutuamente de nuestra compañía.
Apenas unas dos semanas después muchos nos volvimos a juntar en el BIBE en Bilbao. También de fin de semana. Rodeados de bicicletas pero sin actividad ciclista por parte de la mayoría. La película se volvió a proyectar, nuestros amigos de Gijón (Carlos y Eduardo) difundieron su proyecto de “30 días en bici” y Manú (y resto de colaboradores de La Biciteca) mantuvieron dinámico su stand y presentaron la publicación de su reedición de “El Tour de Bahamontes”, con la presencia de su autor Ángel Giner incluida. Además de todo ello Víctor condujo con acierto una atractiva presentación del GPCC, con el apoyo de varios de nuestros habituales de lo retro-deportivo (Javier y Roberto) y de las concentraciones clásicas (Toni y Quintana). En definitiva, todo un empacho de cultura ciclista en un escenario en el que el público pareció responder mucho más que los expositores, representados más por tiendas que por fabricantes o distribuidores. Entre lo más interesante, aparte de lo mencionado, la asistencia de tres artesanos de construcción de bicicletas por encargo, una dedicación que ojalá nunca hubiera desaparecido y que afortunadamente ahora parece resurgir.
Bicicleta Legnano de 1928 (de Binda). Una de las joyas de una
colección expuesta en el BIBE 2014.

Presentación del GPCC en el BIBE, de izquierda a derecha: los
presentadores, Víctor, el concejal de cultura y deportes de Medima
de Rioseco, Javier y Roberto.

Otro momento de la presentación del GPCC, de izquierda a
derecha: Toni, Quintana, Roberto y Javier.
Y de oca a oca, y tiro porque me toca… casi a mitad de diciembre, algunos de nosotros nos volvimos a encontrar en Güeñes, convocados por nuestro entrañable amigo Tomás Amezaga, para asistir a la presentación de otra nueva cita retro oficial que vendrá a engrosar el calendario hispano: la “Retro Bike Encartaciones”. Pese a que la previsión había sido terrorífica de lluvias, cambió de vísperas gracias al viento asurado y gozamos de una mañana completamente seca, que nos permitió conocer parte de lo que será el trazado. Puedo adelantar que tiene algunos pasajes memorables por sinuosos tramos de carriles-bici discurriendo entre arbolado caducifolio,  un inquieto río, un canal y las ruinas de algunas ferrerías. Allí conocimos a varios aficionados de la comarca de Tomás, gente abierta y agradable, y además pudimos visitar su caserío, en el que un creciente museo ciclista personal va tomando forma y empaque. Finalizamos la jornada comiendo con gente de la zona, en un homenaje modesto y agradable a Samuel Sánchez, hijo “adoptivo” de Tomás y de todo el pueblo.
Amigos de Tomás (Iñaki Gastón de verde).

Nuestro paso por Balmaseda.

Tomás dando explicaciones, Víctor y Javier en primer término.
Otro de los quehaceres “de gabinete” que me ha mantenido ocupado, en lo que al ocio se refiere, ha sido la recopilación, maquetación y disposición de los archivos de entradas del blog para acabar publicando el libro “Rodando, rodando” que en el fondo es la versión impresa de todos los contenidos digitales de la temporada 2015. Tras haber podido hablar con unos cuantos lectores de mis andanzas en papel, me quedó claro que la versión en libro de la segunda temporada debería ser publicada también, ya que son varios quienes no disfrutan ni se animan a leer en pantalla y menos aún, las parrafadas que acostumbro a redactar. El objetivo es cualquier cosa menos comercial, esa es la razón de editar “a demanda”. Al final todo se queda en unas pocas decenas de libros repartidos por ahí. Sin embargo merece la pena, porque es la manera de llegar a algunos conocidos muy estimados por mí, y que varios amigos conserven un recuerdo físico, flexible al tacto y ocasionalmente hojeado, de algo que me llena tanto.
No sé si a causa de que el otoño haya mantenido viva la llama de la actividad retro ciclista (de forma práctica pedaleando o socio-cultural a base de proyecciones, lecturas o encuentros entre conocidos y amigos), el caso es que a lo largo de mi periodo “vacacional” del blog, me he encontrado con varias personas que me han pedido que les mantenga informados de aquellas citas a las que piense acudir y para las que el desplazamiento no sea demasiado descabellado. Me alegra confirmar que se despierta con energía el interés de amigos y familiares recién llegados a este mundillo, o aún pendientes de probarlo. Creo que además este fenómeno coincide con otro de mayor magnitud por el que la afición al ciclismo retro se está convirtiendo en un valor importante dentro de la práctica del ciclismo deportivo no profesionalizado. Y por el ritmo de noticias que llevamos, parece que el 2015 será el año de la cristalización definitiva de esta tendencia en España. Aparecen nuevas citas: Euskadi por fin se pone en marcha con la convocatoria de las Encartaciones; el GPCC apuesta por la difusión y por una vocación de internacionalización del evento; algunos practicantes muy devotos (como es el caso de nuestra “cofradía”) estamos dando un paso más allá y ponemos en marcha proyectos de “restauración” de carreras, viajes o hazañas velocipédicas legendarias; a la vez que en lo referente a la modernidad, participamos de ella pero reuniéndonos con nuestros enseres del siglo pasado (monturas e indumentaria). No acaba todo ahí ni mucho menos, los esfuerzos colaborativos van dando pasos y parece ser que va madurando la idea de la constitución de una especie de “challenge”, copa, o como quiera que acabe denominándose (no competitiva) que va a reunir a la práctica totalidad de las citas retro celebradas en la Península. ¡Felicitaciones! La idea data de 2012, pero estas cuestiones no son fáciles de implementar. Nosotros estaremos muy pendientes, y en la medida de nuestras posibilidades, apoyaremos la iniciativa. Y como indicador definitivo, el rumor se ha hecho realidad y para la próxima primavera l’Eroica ya está aquí, desembarca en nuestro país. Parece que el éxito sucesivo vivido por los organizadores de Italia, Japón y Gran Betraña, sigue animando a los promotores originales a continuar con la extensión de su franquicia, y ésta continua encontrando socios internacionales dispuestos a pagar por ella y hacerse cargo de su puesta en marcha. Bienvenido sea, gracias a ello en 2015 disfrutaremos de una Eroica cerca de casa. Nada más y nada menos que en plena Rioja, con Cenicero como centro neurálgico. Independientemente del beneficio ocioso-ciclista-deportivo que este evento pueda conceder a cada potencial participante (entre los que me incluyo), sospecho que la celebración pueda traer consigo un fuerte y significativo impulso para la “modalidad” en España. Es de esperar que, si todo se desarrolla como en otras “Eroicas”, una proporción enorme de los participantes se nutra de ciclistas extranjeros, lo cual, además de suponer un revulsivo económico para la comarca, puede hacer que los aficionados foráneos se acerquen y acaben conociendo otras pruebas de nuestro calendario. Por otro lado, quizá numerosos ciclistas nacionales aprovechen el acontecimiento para decidirse por fin a probar esta tendencia y acaben enganchándose a la misma ya, haciendo crecer el pelotón activo de nuestro ciclismo retro. El tiempo nos dirá si tales previsiones son acertadas o completamente erradas. No es algo que en realidad me preocupe, reflexiono sobre ello porque me encuentro metido a fondo en el movimiento, pero cuando espero avances de crecimiento y desarrollo lo hago más pensando en algunos conocidos y amigos que, con esfuerzo y afición, se han metido en aventuras emprendedoras que están dando un servicio a los apasionados del ciclismo retro, quienes sin arriesgar nada, disfrutamos de su trabajo. Organizadores de eventos, restauradores de bicicletas, editores de textos clásicos, etc. Gracias a ellos todo esto es posible y mucho más rico y atractivo. Así que espero que toda esta revolución pueda darles también a ellos, éxitos indirectos.
Si el despegue del ciclismo retro definitivamente se da este año, puede que también acabe trayendo consigo algunos daños colaterales. Por ejemplo una irracional subida de precios en el material de segunda mano, causado principalmente por el aumento de la demanda y por el acercamiento al este mundo de compradores compulsivos y fetichistas, que puedan fundamentar más sus adquisiciones en los conceptos de “marca”, “kit completo” y/o “dámelo hecho”, que en los de “apego”, “búsqueda paciente e informada” y/o “afición restauradora o artesana”. Seguramente la suframos, aunque es de suponer que de producirse, con el tiempo acabe amainando y se acabe auto-regulando de forma racional. La otra posible pega es una masificación excesiva de la práctica, aunque creo que esto no llegaría nunca a alcanzar las cotas del ciclismo convencional o el BTT, porque en el fondo, a la mayoría de los usuarios de cualquier cosa, les disgusta utilizar de continuo objetos que consideran atrasados, viejos o antiguos. Una cosa es una participación puntual masiva y prestigiosa, y otra bien diferente dar un paso atrás en el tiempo y quedarse anclado en la historia… (de esos, somos en realidad muy pocos… afortunadamente). Respecto al afán competitivo, al mal rollo, al dopaje amateur (que tanto infecta nuestro deporte actualmente), etc. Espero no equivocarme al pensar que difícilmente encontrarán hueco en nuestra modalidad. No tiene sentido pretender restregarle a nadie que le has “ganado” en un puerto, cuando los desarrollos, peso, prestaciones o edad de las bicicletas pueden estar cubriendo una horquilla de diferencias de metros, algunos kilos, útiles mecanismos o varias décadas, respectivamente.
Aunque pueda parecer lo contrario, la verdad es que durante mi “transición” apenas he montado en bicicleta. La he abandonado casi completamente. Salvo las dos quedadas con mis amigos y algún recado interurbano, no he practicado nada. Mi “entrenamiento” no ha sido considerado como tal, tan sólo ha consistido en el mantenimiento de cierta actividad no pautada y muy reducida en cuanto a la duración de cada sesión. He aprovechado para retomar disciplinas apenas disfrutadas durante el pasado verano: algo de carrera, remo “indoor” cuando hacía muy malo, paseos de montaña, piragüismo e incluso ya, una salida de esquí de montaña. Siempre sin intensidad, más en formato de paseo agradable que de rudo trabajo físico. Entre todo ello he vuelto a encontrar tiempo para mis primeras patinadas. Hablaré de algunas de ellas dentro de poco. Por el momento tan sólo quiero añadir que varias de estas modalidades las he cogido con ganas y pretendo mantenerlas y compaginarlas con el ciclismo. El patinaje me dio enormes satisfacciones el año pasado, por lo que espero no abandonarlo este año, así que de nuevo escribiré sobre ello, así como sobre alguna que otra modalidad más. Todo a su tiempo, quizás la próxima semana me dedique a un ejercicio de previsión de lo que pudiera ser la temporada 2015.