martes, 15 de diciembre de 2020

HOMO SKATER (libro nuevo)

Me gusta escribir. Me lo paso muy bien haciéndolo. Disfruto con un proceso que nace de cierta inspiración, tira de recuerdos, conlleva investigar y documentarme, estimula cierta propensión personal a establecer vínculos entre diferentes asuntos e ideas aparentemente no relacionadas, y finaliza con la redacción narrativa. Por eso mantengo este blog y por ello, también, de vez en cuando, escribo algún libro.

La anterior experiencia con “Metiendo cantos” me dejó bastante satisfecho. Lo disfruté, reuniendo en él dos pasiones: una de siempre, esquiar; y otra algo más reciente, ya de adulto, escribir. Por otro lado, se está vendiendo lo suficientemente bien como para haber ido recuperando el gasto que supuso publicarlo. Y, finalmente, algo que siempre reconforta, me ha aportado un buen retorno crítico por parte de algunos de los lectores que, al parecer, lo han disfrutado mucho. Haber, por supuesto, habrá habido de todo, pero cuando hay lectores que, de motu propio, se dirigen al autor para darle la enhorabuena, subrayando parte del contenido y expresándole reconocimiento, entonces haber escrito el texto habrá merecido la pena.

Así que aquel refuerzo positivo me animó a iniciar otro trabajo de similar estilo y características, aunque una temática completamente diferente. Y no sé, o recuerdo claramente por qué, pero el caso es que elegí el patinaje en cualquiera de sus formas humanas. Y así nació la idea de “Homo Skater” el libro que presentó hoy aquí.

 

Portada del libro.

Se trata de un ensayo en el que, como suele ser habitual en mí, integra narración histórica con anecdotario personal, bastante documentación ajena y variado análisis… digamos, de tipo sociológico. Ignoro la razón, pero el caso es que la corta tirada inicial, esa que me ha llegado a mí para la venta a nivel personal, “me la están quitando de las manos”. Curiosamente, a una velocidad mayor que en el caso de “Metiendo cantos”, pese a que yo pensaba que, al ser el esquí un deporte más practicado, no ocurriría así, pero… con el “público” nunca se sabe.

El texto consta de una introducción, cinco partes, diecinueve capítulos repartidos en dichas partes y un epílogo con dos ensayos diferentes. Tiene la ventaja (algo que ya pasaba en “Metiendo cantos”) de que, aunque para quien se lo quiera leer entero la recomendación es hacerlo en el orden establecido, la lectura puede, perfectamente, abordarse por capítulos independientes. La introducción es una reflexión personal sobre el fenómeno del patinaje. Lo que supone para el ser humano y, quizás, el porqué de su empeño en haber tratado de dominarlo. Además, en cierto modo, adelanta un poco el posterior contenido del libro.

La primera parte, “Hielo”, trata sobre el patinaje sobre hielo y contiene cinco capítulos. El primero cuenta la extraña paradoja que supone el éxito español en algunas modalidades deportivas que se practican sobre dicho medio. Un entorno, en principio, totalmente alejado de nuestro paisaje y nuestra cultura tradicional. Alguna explicación al respecto se aventura en sus párrafos, además del curioso anecdotario de esta realidad. El capítulo siguiente plantea un repaso histórico a la evolución de la práctica del patinaje en el mundo (principalmente en Europa). Y en vez de hacerlo de un modo muy preciso y técnico, lo conduce a través de la contemplación del arte pictórico de los Países Bajos algunos siglos atrás. Es pues un apartado con cierta dosis de cultura artística. De allí se da paso al tratamiento de la que, probablemente, sea la carrera más exigente, llamativa y tradicional de todas las que se celebran sobre hielo: la Elfstedentocht holandesa. Todo un acontecimiento sin parangón, salpicado de tradición y anecdotario. Continúa con una historia norteamericana, la del penta-medallista olímpico Eric Heiden, un caso que no ha tenido réplica en la historia de los JJOO de invierno. Su relato se contextualiza en el corazón del Medio Oeste y se mezcla con el nacimiento del ciclismo norteamericano de carretera y la descripción de una peculiar forma de entender el deporte, muy característica de aquella zona del país. La parte del hielo culmina con un largo capítulo dedicado a la evolución histórica del hockey sobre hielo. Desde su nacimiento en Canadá, hasta su expresión actual como deporte profesional. La mayor parte de él se apoya en una sucesión de películas de cine estrenadas desde los años cuarenta del siglo XX hasta la actualidad. Los comentarios y análisis de las películas facilitan analizar la evolución de este deporte, así como vincularlo a diversos aspectos coetáneos de carácter social e, incluso, geopolítico.

 

Uno de los carteles anunciadores de "El Castañazo". (Imagen: cine.com).

La segunda parte del libro está dedicada al patinaje en línea y la modalidad de las carreras o los viajes. Son tres capítulos. Uno presenta la historia de su invención y evolución tecnológica, una cronología que se divide en dos periodos, pues en medio, sufrió un más que evidente “impasse” productivo. La historia está plagada de personajes francamente singulares. El segundo capítulo está dedicado al patinaje colombiano, el mayor exponente internacional en cuestión de resultados en las carreras del más alto nivel. Por un lado, se trata de explicar cómo cuajó la modalidad en aquel país, pero también se plantean algunas cuestiones sobre tan singular realidad y se expone la frustración que supone el hecho de que dicho deporte no tenga marchamo olímpico. Cierra la segunda parte un repaso personal sobre la participación en un buen número de eventos de patinaje de larga distancia por Europa. Se incluyen carreras y viajes de varios días. Da cuenta de citas en España, Francia, Finlandia, Holanda y Alemania. Básicamente, consiste en dar algunas pistas al lector sobre cada experiencia.

La laureada patinadora colombiana Fabriana Arias. (Imagen: Edwin Bustamente, elcolombiano.com).

El hockey sobe ruedas es el contenido principal de la tercera parte. Pese a ello, comienza con una descripción histórica de la invención, evolución y, casi, erradicación de los patines de dos ejes. Una historia peculiar y que transcurre por todo el globo. Más tarde se relata la propia historia de ese tipo de hockey, que se inicia en el continente americano, para, después de algunos avatares, acabar cristalizando de un modo especialmente brillante en la Península Ibérica. Así que sí, también, se da cuenta, ligeramente, de la historia española de este tipo de hockey. Un capítulo está especialmente dedicado al equipo Cibeles. El que fue, y lo que de él queda actualmente, todo ello, claro está, ambientado en la propia historia del hockey asturiano. Y el hockey se despide con un capítulo dedicado a mi propia práctica y al club en el que la desempeño. Es un apartado algo más personal y en el que mi propia vida se mezcla con lo allí descrito.

Equipo del Cibeles ganador de una Copa del Rey. (Imagen: lne.es).

El giro de la cuarta parte es radical pues se abandonan los patines (dos), para “montarnos” en el “skateboard” (uno). Lo hacemos a lo largo de tres capítulos. El primero aborda la historia del skateboard, que es breve pero apasionante, muy contemporánea y ligada a movimientos subculturales juveniles, algunos de ellos con “banda sonora” incorporada. Tal historia se cuenta, paralelamente, a nivel internacional y nacional. El siguiente capítulo toma carácter local, describe un ejemplo concreto. Cómo, en el papel de “hermano pequeño” del surf, el skateboard va creciendo, a nivel de practicantes e infraestructuras, en un modesto municipio del Cantábrico, cuna preferente del surf nacional. Se cierra el skateboarding presentando un caso, el nacimiento y asentamiento de una empresa nacional centrada en el diseño, producción y venta de monopatines. Es una historia de emprendimiento, nacida de la vocación de antiguos “skaters” que acaban acertando a la hora de buscarse la vida y de labrarse un futuro profesional, desempeñando algo totalmente vinculado a su pasión adolescente. Un buen ejemplo del que tomar nota.

 Mítica fotografía de Jay Adams, que fue utilizada para la carátula del documental "Dogtown and Z-boys". (Imagen: Gonzo Curiel en instagram).

El libro va acercándose a su final con una parte denominada “Divergentes”, una especie de cajón de sastre en el que encuentran su hueco algunas tendencias de patinaje minoritarias. Una de ellas es el patinaje artístico sobre ruedas. Todo un clásico, pero que ha estado siempre empequeñecido ante la preponderante presencia de su “hermano mayor” sobre hielo. La segunda “entrega” da a conocer el “Roller Derby”, una peculiar modalidad que combina las carreras con un “show” muy plástico y agresivo que nació como espectáculo de masas en los EEUU a mediados del siglo XX, pero que, en pleno XXI, se ha convertido en un deporte femenino, reivindicativo y contestatario. Una “rara avis” con bastante trasfondo ideológico detrás. Los dos últimos capítulos responden a cierto ansía humano por tratar de esquiar cuando no hay nieve. Esa fue la causa, precisamente, del surgir de los primeros patines de ruedas (echar de menos el hielo) y ahora, de forma muy reciente, algunos esquiadores no se pueden resistir, y buscan tirar de los patines para tratar de esquiar en seco. De ahí surgen dos modalidades y el libro cede un capítulo para cada una de ellas. El nórdico que, inspirándose algo en el esquí de fondo, plantea un patinaje por terrenos no asfaltados y con la ayuda de bastones. Y el alpino, que emula las competiciones de slalom proponiendo el descenso de pendientes moderadas “pasando palos”, cual esquiadores alpinos.

 

Momento en una "jam" de Roller Derby. (Imagen: inlineskatingnews.com).

Los dos ensayos de epílogo anunciados abordan dos temas de interés que conectan muy directamente con el patinaje, aunque se expanden en su tratamiento a más deportes o modalidades de desplazamiento. La primera versa sobre la controvertida figura de Juan Antonio Samaranch, y de paso, sobre el olimpismo, sus sorprendentes transformaciones y su global influencia. Todo ello partiendo del origen “rodado” de Samaranch como deportista, para terminar con el movimiento olímpico dando, casi completamente, la espalda al deporte del patín (sobre ruedas). La siguiente es un ensayo sobre el estado actual (e inmediatamente futuro) de la movilidad urbana, en el que muy diversos tipos de patinaje están ganando posiciones como alternativas de desplazamiento civil.

JA Samaranch, ya como seleccionador (o presidente de la federación). En el vestuario de la Selección Española de hockey sobre patines. (Imagen: archivo marca, marca.com).

Fiel a mi estilo, el libro finaliza con un notable listado de referencias bibliográficas utilizadas como documentación para su elaboración. Considero esencial incluirlo por tres motivos. Uno, por respeto intelectual hacia los autores de los que me he nutrido para poder escribir diferentes apartados. Dos, para “demostrar”, de alguna manera, que el contenido del texto no surge de mi imaginación calenturienta o de una censurable falta de fundamentación. Y tres, para dar la oportunidad, a aquellos lectores más ávidos de información y más propensos a la “ampliación de estudio”, para que puedan seguir algunas pistas si quieren saber más, ya que todo libro debe buscar, en muchos momentos y asuntos abordados, unos límites a los que ceñirse, si no se quiere caer en el enciclopedismo.

El libro no contentará a todos, aunque las primeras impresiones que me llegan están siendo positivas. Lo que sí puedo asegurar, y sé que no me excedo de engreimiento en ello, es que, en el momento de su publicación, es probable que sea la obra más completa y pionera en abordar (en español) tanta diversidad de patinaje. De hecho, fuera de los consabidos manuales de aprendizaje práctico, apenas hay bibliografía sobre el patinaje en nuestro país, y muy poca en otras lenguas. El estilo narrativo podrá gustar más o menos, pero el contenido, para todo aficionado al patinaje a quien le guste leer sobre ello, probablemente resulte “obligado”.

Una advertencia: ¡no tiene fotos! Es un ensayo para leer, no un “álbum”.

Enlace de compra por si alguien está interesado: https://libros.cc/Homo-skater.htm

 

 

 

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