Un año más, y ya van tres, la
temporada llega a su fin. La temporada de eventos, viajes y relatos. Mis
actividades, lecturas y entretenimientos seguirán ocupando mi tiempo de ocio,
pero sin estar vinculadas de manera supuestamente formal a una secuencia con
significado propio. Llegado el otoño siempre me apetece un descanso.
Desprenderme de la “obligación” autoimpuesta de tener que escribir cada semana.
“Liberarme” de la sucesión de planes y actividades deportivas que con sus
inscripciones, viajes, demandas de entrenamiento, etc. han estado manteniéndome
muy ocupado durante meses. No es tiempo de lamentaciones ni penas, que va, me
gusta estrenar sensación de ausencia de responsabilidades ociosas, sin tener
que rendir cuentas, sin tener que programar actividades y disfrutando de la
improvisación total para mi tiempo libre. El clima también sugiere este cambio
de planteamiento, pues se torna más inestable y presenta mayor cantidad de
jornadas lluviosas, ventosas o desapacibles. Además de todo esto, el primer
trimestre del curso académico, resulta especialmente absorbente para mí. No sé
calcular en cuál de los cuatro tengo más trabajo (desde luego el veraniego es
con diferencia en el que menos, aunque siempre hay algo que hacer durante el
mismo), pero si sé que así como en el segundo y tercero me resulta más fácil
organizarme, porque las tareas y la agenda se aprovechan de la inercia ya
implantada en el primero, en éste, todo es puesta en marcha, novedad, ajustes
organizativos, actualizaciones de temarios, cambios, etc. Y todo el conjunto me
lleva mucho tiempo extra, me demanda especial atención y en cierta medida me
obliga a desatender casi todo lo demás. Así pues, llegados a este punto, una
vez tomada la decisión de finalizar, es el momento de despedirse y hacer
balance.
La temporada ha sido rica en
actividad, más variada que nunca y desde luego ha generado un nuevo inventario
de satisfacciones y experiencias irrepetibles y gratificantes. La progresiva
diversificación de modalidades ha resultado un acierto, pues habiendo incluido
la práctica del kayak, en el resto de disciplinas no he sufrido en absoluto
sensación de reducción. De hecho me he “hartado” de bicicleta y me he “llenado”
de patinaje. Y si he echado algo de menos, quizás, precisamente, hubiera sido
un poquito más de piragüismo. De mi listado inicial de deseos (listado siempre
optimista, exageradamente ambicioso y que simplemente me tomo como banco de referencia
de posibilidades sin una sincera intención de completarlo) he hecho realidad
una significativa mayoría. La lista estaba compuesta por eventos formalmente
organizados, planes personales dados forma y hechos públicos para que fueran
compartidos por la gente, y viajes nómadas. De todo ha habido suficiente. Pero
también de todo he dejado de hacer cosas que me siguen motivando mucho y que
tarde o temprano espero poder llevar a cabo en el futuro. En cualquier caso,
ahora mismo, al reflexionar sobre la intensa temporada, estoy llegando a
algunas conclusiones interesantes:
- La participación en eventos organizados cada vez me interesa menos. Estoy disfrutando más de planes diseñados por mí mismo o por amigos. Planes normalmente más ambiciosos en duración, exigencia, etc. Planes que además siempre son novedosos y no repetidos. En este sentido ha dado la casualidad de que además de las actividades de este tipo organizadas por mí mismo o por mis conocidos, me he topado con el grupo de italianos encabezado por Gaetano, que precisamente hace lo mismo: organizarse la implementación de sus propios deseos deportivos. Tanto las experiencias propias, como las vividas con ellos (Roubaix y Pirineos) han resultado maravillosas, por lo que creo que es por esta vía por la que debería de encaminarme preferentemente en el futuro.
- Dentro de los eventos “oficiales”, ha habido algunos que me han dejado profunda huella o que me han exigido mucha preparación y entrenamiento. Tal es el caso de las 24 horas de Le Mans patinando, la Eroica Hispania y la Travesía de las Landas en patines. Casi ninguna de ellas es posible realizarla por cuenta propia porque o bien requieren la infraestructura (circuito), o perderían el sentido que las justifica (Eroica) o necesitan bastante cobertura de logística y seguridad (la Travesía de las Landas). Lo que me ocurre es que aunque todas ellas me han llenado de plenitud deportiva y me han resultado estupendas (la Eroica con matices), en ninguna de ellas pretendo repetir. La razón no es otra que poner en valor la demanda de esfuerzo, tiempo y gasto que suponen, que aunque desde luego merece la pena, precisamente por eso mismo, de ponerlo de nuevo, prefiero apuntar hacia retos de similar entidad, pero que sean nuevos para mí. Y haberlos los hay y ya tengo algunos localizados en esa lista siempre inacabada que antes he mencionado.
- En cuanto al resto de citas oficiales, ya no me resultan tan atractivas como antes. Es más, en lo deportivo he perdido el interés por sus propuestas, normalmente muy poco exigentes. Si acaso alguna me atrae un poco más por cierta singularidad cultural o de destino desconocido para mí, pero nada más, y en ocasiones la distancia del viaje no compensa lo que supone el acudir. Al ser, la mayoría de ellas, “eventos de día”, ni siquiera el encuentro con amigos y conocidos se presenta como un valor añadido, pues tales encuentros acaban siendo fugaces y aportan poca oportunidad para profundizar en las relaciones, algo que si ocurre en los planes de libre configuración, cuando somos capaces de diseñarlos para varias jornadas y en los que la intensidad de la vivencia crea y desarrolla verdadera camaradería gracias a la convivencia activa. Todas mis reflexiones, y ésta en particular, son absolutamente personales y por lo tanto únicamente válidas para mí. La colección de citas retro existentes fue precisamente la que me sirvió de catalizador para toda esta dinámica de actividad y relatos, por lo que sigo recomendado su realización y aplaudo tanto la creciente proliferación de propuestas como aquellos sanos intentos de “confederación” que puedan ir surgiendo. Lo que ocurre es que supongo que, en adelante, personalmente reduzca mucho mi asistencia a este tipo de citas y la limite a propuestas novedosas, relativamente cercanas o con algún valor añadido que me espolee de modo especial.
- Los viajes nómadas han sido quizá lo que más me ha llenado este año, y considero que en eso me he quedado corto de realizaciones. Tengo que hacer más, aunque sea a costa de reducir todo lo demás. Al final, tres años después de tanta “challenge” todo parece haberse convertido en una especie de proceso no prediseñado, que me ha servido para volver a encarrilarme hacia lo que siempre me resultó más apasionante: emplearme en viajes itinerantes con identidad cultural y geográfica propia, por medio de algún medio de locomoción deportivo y bajo una organización propia e independiente. Eso siempre fue lo que más me apeteció hacer y ahora mismo he recuperado plenamente tal apetencia.
- Del blog estoy este año especialmente satisfecho. He trabajado mucho en él y ello me ha reportado mucho disfrute. Aparte de las consabidas crónicas de las experiencias vividas y de mis particulares reflexiones más o menos filosóficas, e avanzado especialmente en la elaboración de capítulos monográficos en los que la labor de investigación y documentación ha sido intensa. Estoy contento con el resultado y he gozado mucho con el proceso, el cual me ha permitido conocer a personas muy interesantes, leer mucho y encontrar nuevas fuentes de información. Me he llevado importantes dosis de cultura relacionada con mis aficiones, por lo que en resumen estoy encantado. Pero no puedo negar que todo ello me ha llevado mucho tiempo, un tiempo del que ahora mismo no dispongo y que a medio plazo, no sé si me podré permitir invertir de nuevo. Aún me parece pronto para decidir si seguiré con la actividad narrativa o no. O si de hacerlo mantendré el actual formato. Por lo pronto llegan las vacaciones también en esta faceta, e igualmente son bienvenidas. Cualquier decisión al respecto queda pospuesta hasta enero.
- Precisamente sobre mis escritos he recibido más alabanzas que nunca. Se ve que los asuntos temáticos o monográficos tienen su parcela de interés y público. Me alegra saberlo y me complace haber podio aportar algo. Precisamente es aquí en donde se me han quedado en cartera algunos temas que me parecen interesantes y a los que me hubiera gustado dar también salida. Por el momento quedan archivados y quién sabe si en el futuro podré recuperarlos y acabarán viendo la luz.
- Llegadas estas fechas de balance, y siguiendo con el asunto de los escritos, puedo afirmar que he recibido bastante refuerzo personal por dos vías paralelas. Por un lado ha crecido claramente el número de personas que (conocidas o no) me ha expresado personalmente su felicitación por el trabajo realizado. Es gente que ha leído mis “ensayos” a través del blog o por medio de los libros impresos de otros años. Resulta toda una evidencia que a día de hoy sigue habiendo gente que aún coincidiendo en gusto por determinados textos se decanta de forma definitiva por diferente formato o soporte para la lectura. Tengo lectores que me siguen exclusivamente a través de Internet y bastantes que solamente lo hacen a través de los volúmenes impresos. Éstos últimos suelen leerme de seguido y con un año de retraso, pero algunos de ellos se han convertido en verdaderos entusiastas, lo cual me halaga y no me genera mayor sentimiento que un profundo agradecimiento. Y además están algunos auténticos “fieles” cuyo apego se manifiesta por ambas vías: la electrónica y la impresa, por lo general personas con quien me une una mayor vinculación, afectiva o deportiva. Por el otro lado, la fría cuantificación de visitas que el soporte tecnológico del blog me ofrece, muestra que las mismas siguen creciendo sin descanso. En todos y cada uno de los meses de este año, las cifras han superado claramente a las de los años anteriores. El perfil anual de visitas ha experimentado cierta variación pues esta temporada muestra “dientes de sierra” con una sucesiva alternancia de picos y valles, pero todo ello muy por encima de los años precedentes. Septiembre se ha vuelto a confirmar como el mes de mayor número de visitas, aunque en esta ocasión marcando menos diferencias con respecto al resto.
Evolución comparada de los tres años de blog. En 2015 los
datos de octubre incluyen únicamente las primera quincena
del mes.
El esfuerzo promocional del blog
o de los libros ha sido prácticamente inexistente. Lo del blog se lo suelo
comentar a algunas personas con las que entablo conversación en algunas de las
actividades, y en ciertos casos envío un mensaje con la entrada de mi crónica a
los organizadores del evento correspondiente. En ocasiones éstos deciden
distribuir la información y en otras no. Si el evento ha sido más masivo noto
cierto crecimiento de visitas, aunque en el caso de citas en el extranjero el
efecto se ve lógicamente muy reducido. De los libros no hago promoción alguna,
ni los llevo a los eventos “culturales” a los que me invitan a participar (proyecciones
del documental “Retrovisión”, tertulias, presentaciones de libros de otros
autores, etc.), ni los pongo en manos de ningún agente distribuidor. Me he
limitado a regalar algún ejemplar a algunas personas muy concretas en ocasiones
un tanto especiales. De hecho me consta que hay quién ha intentado adquirir
alguno y no ha acertado a dar con el modo. Pero como todo este asunto es un
puro ejercicio de entretenimiento y afición, no pretendo cambiar mi modo de
actuar al respecto, eso sería labor de algún editor, pero tampoco lo busco y
ellos, como es lógico, no me encuentran a mí o no les interesará lo que escribo.
La cuestión es que con la actual manera de publicar obtengo retorno de
valoración personal por suficiente cantidad de lectores y me lo paso genial
durante todo el proceso de escritura.
Este año he visitado muchos menos
países extranjeros. Que recuerde tan sólo Francia y Bélgica. Sin embargo, no
tengo sensación de haber viajado menos ni de haberme perdido nada importante. A
cambio, el territorio nacional me ha regalado experiencias estupendas. Lo que
si he conseguido, y quiero declararlo con contundencia, es haberme podido
librar completamente de desplazamientos en avión. Volar me gusta, pero como ya
he señalado en varias ocasiones, no me gustan nada todos los procesos de
acercamiento hacia y desde los aeropuertos, ni el maltrato cívico al que
constantemente nos someten en las terminales, ni el incumplimiento de los
horarios, ni las dificultades de transporte de los equipajes (especialmente la
bicicleta), etc. Librarse de los vuelos ha sido un gran descanso mental, me
alegro de no haber dejado este año ni un céntimo en ellos.
Continuando con las cuantificaciones,
tengo que decir que este año las he prestado mucha menos atención. Sé que he
rodado un 25% menos en bicicleta que el año anterior, apenas superando un poco
los 3000 km. Ello se ha debido a haber aumentado la diversidad de modalidades
con un significativo aumento del tiempo de dedicación al kayak. La temporada
pasada dediqué más tiempo total a entrenar o participar en actividades
deportivas (más de 300 horas, cifra no alcanzada en esta ocasión). En cuanto al
número de sesiones ha variado mucho de unas modalidades a otras. El remo
“indoor” ha pasado de 7 a 15 por dos razones, una probable: porque habrá
llovido más; y otra lógica: al añadir el piragüismo entre los objetivos, había
que entrenar un poco más el “tren superior”. La carrera a pié pasó de 29
sesiones a 10, lo cual puede ser interpretado directamente como casi un
abandono temprano de la misma. La bicicleta ha pasado de 70 sesiones a 46; es
decir, una importantísima reducción de sesiones (no tanta en kilometraje total)
originada por “repartir” más las modalidades, sin embargo, las sesiones de
larga duración han debido aumentar probablemente. El número de sesiones sobre
patines también se ha visto reducido de 39 a 29, seguramente debido a que el
calendario de eventos de este año finalizó muy pronto y después no seguí con su
utilización. En piragüismo he pasado de 4 a 20, un importantísimo cambio
originado por los nuevos objetivos y que ha servido para paliar cierto abandono
de una práctica que me gusta muchísimo. En cuanto al esquí alpino, esquí de
travesía y senderismo, las cifras de número de sesiones siguen prácticamente
idénticas (4 o 5) en las dos últimas modalidades, mientras que el de pista pasó
de 1 a 4 por circunstancias estrictamente laborales. El caso es que, en resumen,
he entrenado significativamente menos, aunque lo suficiente como para acometer
las actividades con garantías y margen de disfrute. Todo esto no es algo que me
obsesione, por lo que dedico poco tiempo y rigor a su control, así que los
cálculos son muy someros y no demasiado fiables. De hecho he llegado a la conclusión
de que no resultan en absoluto necesarios, basta con adquirir ciertas rutinas
de vida cotidiana activa y salpicar el calendario con algunas citas exigentes
que le obliguen a uno a mantenerse en forma con suficiente antelación. Y eso
sí… “apuntarse a un bombardeo”, o lo que es lo mismo aprovechar ocasiones y
momentos para hacer algo de deporte divertido.
Finalizada la temporada, este año
me he propuesto desconectar mucho más y no asumir por el momento propósitos de
futuro para el que viene. Ni compromisos organizativos, ni retos personales, ni
siquiera decidir aún si seguiré con una dinámica similar o con el proyecto de
blog. Todo queda en el aire, suspendido hasta el año nuevo, porque tengo mucho
que hacer en otros ámbitos de la vida y quiero concentrarme en prestarles
atención. Me refiero fundamentalmente a aspectos vinculados a mi vida
profesional, los cuales, si bien no se refieren al estricto cumplimiento de mi
deber (que jamás relajo ni un ápice), tienen que ver con complementos de
implicación voluntaria que en diferentes etapas de mi vida he abordado con
gusto. Sobre todo embarcarme en proyectos de investigación o innovación.
Asuntos en los que tengo algunos flecos pendientes de rematar y algunas nuevas
ideas que poner en marcha.
en cualquier caso mi trabajo me mantiene bastante vinculado
a mi ocio.
Por si ello fuera poco (que no lo
es), este otoño debería además ventilar algunas tareas pendientes que aún
guardan relación con este ocio deportivo tan hiperactivo que me traigo entre
manos. Cerrado el blog “por vacaciones”, he de maquetar el tercer libro y
publicarlo a través del editor virtual que suelo utilizar. Es un trabajo
moderado pero tirando a aburrido. Pero quiero hacerlo para dar servicio a esos
lectores “de papel” que antes he mencionado. Además me hace ilusión completar
lo que sería una trilogía deportiva singular. Otro asunto que quiero dejar
zanjado tiene que ver con las restauraciones. Las tengo muy abandonadas y
aunque no quiero ahora mismo generarme nuevos proyectos en tal menester, hay
algunos que debo acometer y culminar ya. Traducido a lista de tareas significa:
pintar y montar dos bicicletas muy especiales, y poner un poco a punto
definitivamente unas cuantas de las que vengo utilizando habitualmente. Si soy
capaz de hacer todo eso, seguro que para 2016, ya simplemente las ganas que me
entrarán de utilizar todo lo restaurado, pondrán en marcha mi ánimo para nuevas
aventuras y retos, aunque ya aviso de antemano que la mayoría de ellos, salvo
contadísimas excepciones, serán actividades de diseño personal (o colectivo),
no dependientes de organizadores formales.
Y sin mucho más me despido y
aprovecho para agradecer la atención prestada por todos aquellos lectores
virtuales o físicos de estas páginas, pues sin su presencia o existencia,
escribir tanto carecería de mucho sentido. Poder expresar mis andanzas,
pensamientos o recopilaciones de información es un privilegio cuando uno es
consciente de que hay personas a las que les interesan los contenidos y
disfrutan del modo en el que son narrados. He dejado para la despedida
mencionar algo relativo a la recopilación artística que me ha acompañado a lo
largo de esta temporada: la pintura. Tener que empezar cada capítulo con una
obra distinta y en cierta medida alusiva al contenido del texto, me ha
permitido revisitar a muchos de mis pintores favoritos, pero también me ha
proporcionado una excusa para conocer a otros que de otro modo hubieran
permanecido probablemente ignorados por mí. Me alegro haberlos encontrado y
estoy satisfecho del resultado de la “galería”. Como es lógico el sesgo de la
temática no me ha permitido traer otras obras o autores por los que siento
especial debilidad, pero haberlo hecho hubiera distorsionado el sentido de la “colección”.
Disfruté mucho de la selección de citas literarias de la primera temporada; a
menudo me pongo la lista de reproducción de las canciones de la segunda cuando
viajo conduciendo; y el proceso de recopilación de esta singular pinacoteca me
ha hecho disfrutar también muchísimo. Tal es así que he decidido dejarla a modo
de “exposición permanente” en Pinterest.
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