Saludos a todos. Aquí estoy, un
año más, y ya es el cuarto consecutivo, dispuesto, al menos inicialmente, a darle
a la tecla periódicamente para poner de manifiesto lo que irá habiendo detrás:
búsquedas, hallazgos, historias de vida, reflexiones personales y relato de
aventuras propias. Antes que nada quiero aprovechar la ocasión para felicitar
el año nuevo (el 2016) a los lectores que siguen mis capítulos a medida que
estos se van publicando en la Red, al poco tiempo de salir al mundo. Para los
otros, para los del papel, para los que me leen pasando páginas a mano,
encuadernadas todas ellas en esos tomos que, año tras año, parecen ir engordando
cada vez más, la felicitación resultará superflua, pero aquí queda. Para mí el
año nuevo lo marcan varias ceremonias mundanas a las que soy fiel desde hace ya
bastantes años. Pero de entre todas ellas (no tantas en realidad) hay dos que
destacan en mi ánimo sobre las demás. Algunos lectores ya me han visto
referirme a ellas en otras ocasiones. La primera es con la que despido el año
que se va: corriendo la San Silvestre popular de Santander. Siempre a media
tarde y con un comportamiento climático que cada año nos sorprende con una
manifestación diferente. Todas ellas dentro de un muestrario de posibilidades que
parece infinito. En esta ocasión fue una tarde algo ventosa, seca y templada.
Un inicio de velada maravilloso en el que empezamos a correr ante un atardecer
impresionante sobre un mar Cantábrico espectacular, lleno de contrastes de luz
a modo de claroscuros. Sin que me atreva a considerarlo augurio de nada, pues
no soy supersticioso, tengo que reconocer que esta última ha sido una de las
San Silvestres en las que más he disfrutado de entre las que recuerdo haber
corrido (jamás disputado), que han sido muchas. Un entretenido acto social en
el que me he encontrado con muchas caras amigas a las que saludar y felicitar.
Todas ellas con semblante de alegría y ganas de encuentro. Además, mi familia (todas
ellas: la propia, la “política”, la nuclear, la extendida) estuvo muy presente
de forma activa, es decir, participando la mayoría de sus miembros. De casa
corrimos todos menos mi mujer Myriam. Y cada uno de mis hijos se reunió para
hacerlo con amistades, novios o conocidos, expandiendo un fenómeno
socio-deportivo que, un año más, ha vuelto a batir record de participación,
reuniendo a casi 6000 personas. Entre todos formábamos una compacta masa vital
de corredores ocupando una de las calles costeras más bonitas de la ciudad.
Como viene siendo habitual los últimos años, en esta ocasión troté junto a mi
cuñado Melchor (ciclista veterano, y desde hace poco, abuelo y maratoniano
certificado, méritos logrados casi-casi simultáneamente). Pero lo mejor: los
prolegómenos y postrimerías de la carrera, que me sirvieron para disfrutar de
lo lindo con apretones de manos, besos, abrazos y encuentros de todo tipo. En
esta carrera no me importa demasiado que haga malo (me gustan las Navidades
invernales), pero reconozco que hay una gran ventaja cuando el tiempo es
clemente: que la gente no tiene prisa por marcharse y el rato después de la
prueba es una delicia.
Melchor, Cristina, Lucía y yo momentos
antes de la salida de la San Silvestre.
Con Jacobo, Cristina y Ana una vez
finalizada la carrera.
En cuanto al acto de bienvenida
del año nuevo, todo lo contrario, una mañana solitaria en la que, tras un paseo
con los tres perros, me pongo a cocinar para la familia, calculando todo bien
para simultanearlo con el disfrute del Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica
de Viena. Adoro esa retransmisión: sus planos, el decorado, la música, los
tópicos, el ballet… este año el repertorio me ha gustado especialmente, y no
digamos el documental presentado durante el intermedio, que rara vez me
defrauda. En esta ocasión me ha recordado Salzburgo, ha incorporado escenas de
esquí y unas imágenes de carreteras de puertos de montaña alpinos que me han
estimulado aún más las ganas de volver a montar en mis bicicletas.
Porque sí, efectivamente, un año
más “he parado” en otoño: prácticamente nada de bicicleta, un día de patines y
muy poca piragua. Algo de monte de excursión (muchísimo menos del que me
hubiera gustado) y, eso sí, esta vez un poquito de mantenimiento a base de
salir a correr por los acantilados, dos o tres veces a la semana. Tampoco me
apetecía mucho más. Me gusta desconectar en esa época. Y además he estado
bastante ocupado laboralmente. La única pega es que ha sido un otoño tan
veraniego (y esto no es una impresión, sino una llamativa noticia que ha
formado parte del guión de los noticiarios nacionales semana tras semana), que
casi daba cargo de conciencia no aprovecharlo para hacer mucho deporte al aire
libre. Pero no he sucumbido a tal sentimiento, si hay algo que tengo ya claro
desde hace mucho es que de deporte obligado nada de nada, únicamente lo
practico con deseo y ganas de hacerlo.
Gracias a una iniciativa de Alejandro
disfruté de una única salida en bicicleta por los Cañones del Ebro con algunos
de mis amigos habituales del ciclismo retro.
Con Javier en una excursión de
tarde-noche, navegación plácida otoñal con final nocturno y frontal de luz. La
piragua azul y blanca era la nueva adquisición de Manu, la cual he probado con
éxito otro día con algo de oleaje.
Cumbres pasiegas caminando desde
Selaya, remontando el Pisueña hacia su nacimiento.
Cascadas cerca del nacimiento del
Pisueña.
Con amigos cresteando entre el valle
del Saja y del Besaya.
En un bosque de Pesquera, disfrutando
del otoño con la compañía de Lagavulin.
Un “apunte” aparecido durante una
consulta en un archivo municipal.
Lo que si he sentido son algunas raras
sensaciones difíciles de explicar, en lo que se refiere a qué hacer con mi blog
y a cómo plantearme la “temporada”, o si proponerme algo que pueda considerarse
como tal. Al final opté por posponer mis reflexiones, y más aún, cualquier toma
de decisión al respecto, y dejar pasar el tiempo manteniendo viva, pero alejada,
la incertidumbre. Y así me encuentro ahora, iniciando de nuevo los escritos,
habiendo trasladado esa incertidumbre al Blog, ignorando lo que será de él.
Vamos, que una vez en su nuevo comienzo, no puedo anunciar gran cosa sobre su
futuro, y con ello me refiero al corto plazo. Del medio o del largo ni
hablamos. Sin embargo, una vez iniciado, si que puedo plantear algunas
concreciones a las que creo haber llegado.
Para empezar se acabó la
frecuencia semanal. Aquella no era obligada sino autoimpuesta, pero tal y como
me comentó acertadamente mi amigo Alejandro, que vivió algo similar en carne propia hace ya
tiempo, la periodicidad pre-establecida acaba generando mucha presión. En un
principio intentaré publicar una entrada cada quincena mensual, pero
advirtiendo que más adelante ya veremos… tal rutina puede cambiar. He decidido
volver a escribir en este escenario porque me quedaban algunas historias por
contar. Temas en los que quería sumergirme, sobre los que me apetecía
informarme para después divulgar, aunque fuera modestamente. A cambio de la
reducción de la frecuencia, al menos para los primeros asuntos, se verá incrementada
la extensión de cada capítulo. Esto es un aviso, no sé si será bueno o malo, supongo
que tal valoración estará en función del punto de vista e intereses de cada
cual.
Otra novedad es que en los textos
de 2016 no habrá vinculación artística de cabecera. Inicialmente había pensado homenajear
al cine, escogiendo alguna película como complemento de cada capítulo, pero al
final me ha dado pereza la tarea que supone hacer memoria y establecer
relaciones reflexivas para seleccionarlas, y no quiero ponerme carga extra. Por
otro lado, reconozco que tampoco me convencen mucho las opciones legales
disponibles para el “anclaje” multimedia de las películas comerciales al texto.
Y respecto al blog, una cosa más:
he retocado algunas cosillas en él, haciendo desparecer algunos enlaces
obsoletos y, sobre todo, creando una pestaña nueva en la que todo el mundo
pueda buscar y encontrar más fácilmente el enlace a cualquier entrada pasada.
Para ello las he ordenado dentro de una serie de categorías temáticas. Los
temas son aquellos que he considerado más prácticos para poder clasificar, de alguna
forma, los textos. A quien únicamente le interese el kayak, los patines o la
bicicleta lo tendrá ahora más fácil. También quien busque cualquier entrada que
ya conozca, porque aparecen todos los títulos a la vista. Reconozco que el
sistema de etiquetas convencional, tal y como ocurre con la mayor parte de los
blogs que visito por ahí, se había ido desmadrando a medida que el sitio crecía
y ha acabado resultando una buena muestra de caos. Espero que esta novedad
ayude a los visitantes.
Tal y como he señalado,
independientemente de que la considere una nueva “temporada” o no, para este
año si que tengo algunos planes de actividades deportivas que me gustaría
llevar a cabo. En las siguientes líneas voy a reflexionar un poco, “en alto”,
sobre ello. Tengo claro que trataré de mantener una mentalidad abierta,
dispuesto a apuntarme a lo que salga… siempre y cuando me apetezca y pueda hacerlo
sobre la marcha. El año pasado ya actué así en algunas ocasiones y creo
recordar todas ellas como especialmente positivas. Sé que flaquear en el
sostenimiento de este tipo de actitud es algo común, porque nuestro actual
estilo de vida es experto en poner pegas, minas e inconvenientes, que aparecen
disfrazados de actos de responsabilidad, pero que al final se cuelan en lo
cotidiano, alteran el ánimo y adormecen el estilo vital. En cualquier caso me
arriesgaré a ello y espero ser capaz de mantenerme activo. Además, no tengo
ninguna gana de anticipar un calendario de actividades y vivir pendiente de él.
Ese estrés se le dejo a todos los miles de aficionados que persiguen poder
insertar alguna de esas citas deportivas ultra-masificadas en su currículum,
aunque ello suponga tener que pasar por pagos abusivos, previsiones a largo
plazo, o la injusticia de un sorteo. Como siempre, desde aquí les envío mis
ánimos, les ratifico mis respetos por la opción elegida y les felicito el logro
anticipadamente. Me encanta que todos podamos elegir libremente cómo disfrutar
deportivamente de nuestras propias vidas.
En esta misma línea, anuncio que
ahora mismo tengo muchas más ganas de “actividades” que de eventos. Con
actividades me estoy refiriendo a planes concretos ajenos a organizaciones
demasiado formales, es decir: quedadas, asuntos de amigos o familiares, ideas
surgidas de la creatividad de personas más o menos conocidas y que no tienen
porque alcanzar un formato reglado. Ya otras veces he disfrutado algunos planes
así (en especial el año pasado) y por eso sé que en numerosas ocasiones me
acaban aportando mucho más que los eventos organizados que obedecen a esquemas
de programación habituales y muy repetidos. Pretendo seguir con la bici, con
los patines y con el Kayak. Pero no por ello dejaré de lado algunas de mis
otras aficiones, en especial el esquí (si el invierno hace por fin acto de
presencia) o lo que se tercie. Y entonces ¿de los eventos qué? Pues seguramente
pocos, y la mayor parte de ellos de esos que de algún modo supongan ser una
primicia para mí. Vamos, que no tengo demasiadas ganas de repetir los ya
vividos, y además es que de lo que he ojeado por ahí, los pocos que realmente
me apetecen son algunos a los que nunca he podido acudir antes. Pero sin
prisas, el tiempo dirá en cuales acabo tomando parte. En relación con eventos y
otras actividades, intentaré atender las invitaciones de terceros, las cuales
cada año se van multiplicando, y por ello, planteándome mayores dificultades de
asistencia. Sé que no podrá ser posible acudir a acompañar a todos mis amigos y
sé que lo comprenderán cuando así ocurra. Pero igualmente intentaré hacer lo
posible, porque me consta que muchas invitaciones son sinceras y además ofrecen
planazos únicos.
Para terminar con este “apartado”
sobre las previsiones de la “temporada”, quiero anticipar que ahora mismo mis
intenciones me sugieren una clara intención de diversificación ciclista: tengo muchas
ganas de probar una práctica retro aún más envejecida, a lomos de lo que entre
mis amigos vengo denominando “pionera”. Sobre dicho concepto publicaré un texto
específico, pero aquí aclaro que la idea no se refiere exclusivamente a un tipo
de bicicleta concreto, sino además a una especie de viaje en el tiempo (lúdico,
estético y comportamental), con el que intentaré vivir mucho más de cerca el
espíritu y las connotaciones históricas de los pioneros de las “bicicletas de
seguridad”. Pero con más fuerza aún que ese propósito, el ánimo me está
marcando una nueva dirección ciclista que atender, la del ciclotursimo de
alforjas, el ciclismo de viaje y el de autonomía de largos recorridos. Su
práctica tiene una pega importante, que no es otra que el tiempo exigido para
engarzar algunas jornadas seguidas, pero cuando se consigue… sin duda es lo
mejor. Y me apetece mucho. Todo ello: el concepto, la vivencia, el creativo
dibujo de las rutas, el tipo de bicicleta idóneo… todo. Así que advertido
queda, si alguno anda con ganas de perderse con su bicicleta, puede irse
preparando para las “randonnes” que puedan venir (no me estoy refiriendo a
“brevets” concretas para meterse en un ranking o conseguir una medalla determinada,
sino a viajes de diferentes dimensiones pero con actitud turístico-deportiva).
Un asunto que dejé anunciado, y
más tarde corregido, al despedirme hace unos meses, es el de los libros.
Gracias a esta dedicación ociosa de la escritura periódica he acabado
produciendo tres tomos. Ante el anuncio de una editorial amiga de su intención
de publicar el tercero (y quizás posteriormente alguno de los dos anteriores),
“secuestré” la inminente salida pública del último y desactivé las de los otros
dos. Total, que ahora mismo no puede conseguirse ninguno. Espero poder salir pronto
del actual “impasse”. Mi amigo editor ha prometido darme noticias al respecto
en breve, y ante las mismas, veremos qué posibilidades se abren e informaré
puntualmente cómo queda la cuestión. Sin salirme del asunto librero, tengo otra
noticia que anunciar. Se trata de la más que probable, pronta edición ajena, de
un librillo modesto sobre una singular carrera ciclista que se celebró en
territorio vasco y cántabro en 1903. El texto está escrito e ilustrado con
algunas fotos de la época. Ahora mismo se encuentra en las mejores manos, en
proceso de encargo de imprenta y pruebas, una vez finalizado el trabajo de
maquetación. Esperamos que esté listo para febrero y su sentido principal no es
otro que ilustrar la segunda “Rememorativa”, de las que cada temporada se
propuso recuperar la Cofradía Velocipédica. Una misión que el año pasado quedó
meritoriamente cumplida con la celebración de la “Salamanca-Madrid” (de 1895).
Para despedir este primer
capítulo, planteo un programa con el que espero saciar mis habituales
tendencias organizativas. Son cinco o seis planes ciclistas, que me gustaría
poder sacar adelante para disfrute de aquellos amigos que se animen a participar
en ellos. El planteamiento es ambicioso, por lo que no debería sorprender que
alguna de las actividades se pudiera caer del cartel. Pero sin ánimo de
presumir, tengo que advertir que, por lo general, suelo conseguir hacer
realidad mis planes de este tipo de actividades modestas (algo que por otro
lado no tiene ningún mérito). Aquí va la lista, los detalles irán apareciendo en
un nuevo “espacio informativo” que habilitaré para ello en el blog:
- “La Montañesa” (4ª edición), como siempre se celebrará en septiembre. Lo que no está fijado es la fecha. Tampoco sé aún si coincidirá con el sábado previo a “La Retrovisor”, porque para ese domingo tengo otros planes largamente aplazados que no quiero posponer más. Seguiremos rodando 100 km, por otras carreteras diferentes y, en esta ocasión, ascendiendo (y descendiendo) tres puertos de mediana entidad.
- “El Paso de la Vaca Pasiega III” será aún pasiega, creo que por última vez antes de dedicarme a las tudancas o lebaniegas. La celebraremos en julio o agosto como otras veces, con fecha precisa aún por concretar, en función de las agendas de habituales e interesados. Como siempre 100 millas y auténtica dureza de montaña. Este año con una ascensión principal muy sorprendente y poco conocida.
- Rememorativa (2ª). Antes me he referido a ella. Celebraremos una “segunda edición” del desafío Bilbao-Santander, que supuso la disputa de la Copa Vasco-Cantábrica en 1903. Será un evento al que se asista por invitación, para integrarse en alguna de las tres escuadras previstas (en la edición original fueron dos). En nuestro caso no será competitiva, pero intentará replicar algunas de las circunstancias que se dieron hace más de un siglo. Calculo que a partir de febrero, podré ir dando más noticias y concretando el asunto, que debería celebrarse en primavera, intentando no coincidir con ninguna marcha retro del apretado calendario que hay previsto para esa estación. Unos 110 km sin puertos pero con “rompepiernas” cantábrico.
- El resto de propuestas ciclistas es nuevo. Lo primero un viaje de alforjas “intergeneracional”. Probablemente tres jornadas, en algún puente de mayo o en verano. Pretendo reunir a algunos amigos y a sus hijos o hijas (en edad y forma física suficiente), para completar un recorrido de gran belleza que organizaremos pernoctando en sucesivas casas familiares de algunos de los participantes. La idea es buscar una disculpa para otro viaje cicloturista y, sobre todo, para animar-iniciar a nuestros jóvenes más cercanos a que conozcan, desde dentro, nuestro amado deporte de las dos ruedas en una de sus modalidades más plenas. No se requerirá bicicleta retro, sino una que permita portar el equipaje básico y con resistencia y desarrollos adecuados para un viaje de tales características (puertos, carreteras secundarias y de montaña, etc.).
- En una línea parecida, pero con muchísimas más complicaciones organizativas y necesidad de días (5 o 6), voy a intentar organizar un rally ciclista para amigos. La idea se apoya en algunos eventos franceses del pasado, modificada y actualizada para nosotros mismos. No sé si seré capaz de ello, ni si encontraré respuesta alguna, pero como salga adelante… puede resultar fascinante. Algunas de las próximas entradas pueden servir para calentar el ambiente y empezar a crear, entre los potenciales participantes, cierto interés por “otro tipo de ciclismo”. A su debido tiempo daré las informaciones pertinentes, crucemos los dedos. Lo que puedo adelantar es que mi idea de partida es celebrarlo fuera de Cantabria.
- Sorpresa navideña. Para terminar bien el año, o quién sabe si comenzar de igual modo el siguiente, hace ya tiempo que vengo barruntando la idea de celebrar una reunión ciclista “de día”. Un esfuerzo deportivo invernal, corto pero muy intenso, que finalice con una comida amigable y sirva de divertida disculpa para reunirnos cuando más separados parecemos estar. No doy más pistas porque faltaría mucho para ello y porque aún no estoy preparado del todo para poder lanzarme a organizarlo o anunciarlo. Quizá cuando despida el blog esta temporada que ahora empieza, pueda dejar el recado avisado.
De todo ello iré dando cuenta a
su debido tiempo. Para facilitar el acceso a la información práctica de estas
actividades de iniciativa propia, a no mucho tardar, pienso habilitar otra
página (o solapa) en el blog, en la que quede expuesta, de forma permanente y
fácilmente accesible, la información relativa a estas propuestas, que dejarán
así de generar una entrada de texto previa específica para ellas en la marcha
habitual del blog.
Y para cerrar esté aperitivo de
un nuevo ciclo que comienza, me apetece comentar una anécdota reciente que
tiene mucho que ver con personas vinculadas al ciclismo en general y a la
afición por lo retro o a la historia misma del ciclismo. La propuesta de
organizadores y gestores del ciclismo nacional quiso que el Campeonato de
España de Ciclocross 2016, se celebrara el segundo fin de semana de enero en
Torrelavega. Aprovechando la ocasión mi intención fue acudir a la cita como
espectador durante la jornada completa del domingo. Resultó un error dejarlo
para tan tarde, porque el circuito y el nivel me hubieran hecho disfrutarlo
mucho más de haber asistido también a alguno de los otros dos días precedentes.
Y el error fue doble porque una
lamentable noticia, y el entierro que la materializó de forma explícita para
mí, hicieron que mi visita a la competición tuviera que resultar forzosamente
breve. El acto fúnebre era ineludible y sentido para mí, pues aunque de
avanzada edad y en estado de salud delicado, la fallecida era una persona
querida y admirada desde mi más temprana infancia. Pero pasando al asunto de
las bicicletas, diré que pude echar un vistazo al entretenido circuito,
disfrutar del ambiente y asistir a las carreras de cadetes y juveniles. Pero he
de reconocer que, aunque mi idea inicial había sido meterme mucho más en el ajo
(y en el barro) para acercarme a los recodos más espectaculares del trazado y
tomar buenas fotos, todo quedó bastante de lado porque al protegerme
inicialmente de la lluvia, acabé felizmente atrapado en las redes de la
sociabilidad ciclista. Con el primero que me topé fue con Cundo, lo cual me dio
conversación, entretenimiento y... una privilegiada retahíla de encuentros con
la leyenda ciclista. De inmediato con Manolo Sainz (historia viva del GD ONCE),
con quién disfruté de unos buenos ratos de conversación. Al poco se incorporó
brevemente José Antonio Hermida (Campeón del Mundo de BTT en varias modalidades
y categorías, medallista olímpico y acaparador de un largo etcétera de
galardones del más alto nivel). Y hasta me presentaron más tarde a los dos
hermanos Gutiérrez: José Iván (6 veces campeón de España en diferentes
modalidades y categorías, excepcional contrarrelojista y plata mundial en dicha
disciplina) y David. También apareció por allí mi querido amigo Javier, con
quién pasé el resto de mi estancia en el evento, hablando de lo nuestro:
bicicletas, familia, aficiones, restauraciones y planazos. Y con él, cuando ya
me marchaba, aún nos topamos con el siempre simpatiquísimo Iñaki Gastón, que también andaba por allí
dispuesto a disfrutar del espectáculo.
Campeonato de España 2016: La prueba
de cadetes en acción. Un cántabro escapado en la primera vuelta y un largo
rosario de perseguidores negocian curvas deslizantes.
Rodeado por dos auténticas estrellas
del ciclismo: Manolo Sainz y José Antonio Hermida).
Con Cundo y dos de los numerosos
grandes corredores que han salido de sus quehaceres con la base: José Iván y
Daniel Gutiérrez.
Las breves horas disponibles,
fueron pues aprovechadas a tope por mi parte, y se convirtieron en una especie
de calentamiento, lanzadera o espoleta de lo que parece cernirse sobre mi ocio
en breve tiempo. Noto que hay mucha gente con muchas ganas. En El pedal
Aragonés están dando firmes pasos organizativos hacia adelante para ofrecernos
propuestas muy apetecibles; muchos conocidos andan recuperando estupendas
bicicletas de antaño, poniéndolas en forma de nuevo; otros ideando viajes o
anunciando visitas o asistencias a diferentes eventos o parajes. Surgen avisos
bastante fiables de diversos animosos aficionados dispuestos a debutar esta
temporada como organizadores de eventos en nuestro país. Me acaban de llegar
noticias de Austria de que la cosa está que arde y desde la temporada pasada,
además de su fantástica In Velo Veritas, ya han aparecido al menos otras tres
citas más. La actividad marcha y en concreto, el asunto del ciclismo retro,
parece que goza de muy buena salud y se mantiene en plena expansión.
Así pues, bienvenidos todos de
nuevo, y a prepararse para largos capítulos venideros.
Bienhallado, José... ya había ganas de leer tus entradas. El 2016 promete!!!! Un abrazo! Manu.-
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